Colección Salvador Monmeneu (1934)
Casi dos meses antes de su inauguración, el cronista de Las Provincias no podía ser más explícito: “Días de éxito y gloria se avecinan para el deporte acuático valenciano… la formación definitiva del C.N. Arenas no admite dudas”. No vacilaba pues que torno la nueva piscina se iban a agrupar los mejores nadadores del momento, y que iba a ser la llave para abrirles las puertas al rápido progreso.
La piscina de la Arenas, remataba su comentario, “será
-dentro de pocos meses- la Meca del deporte natatorio”.
Efectivamente, la noche del 21 de Julio de 1934 tuvo lugar
su inauguración oficial con un extraordinario éxito de concurrencia en forma de
avalancha, con un público deseoso de conocer la nueva instalación del balneario
Las Arenas. Tan grande fue la expectación suscitada que no desmereció al quedar los asistentes fascinados cuando descubrieron con sus ojos la “piscina grande” fantásticamente iluminada.
Colección Salvador Monmeneu (1934)
Junto a la barra americana, una orquestas amenizó un baile
para el disfrute de los jóvenes por la modernidad que suponía. La brisa marina
suavizaba el calor de la fiesta.
No pudo faltar aquella noche una exhibición de natación a cargo de los mejores clubes que al mismo tiempo les servía como entrenamiento para los próximos campeonatos. Desde lo alto del trampolín se sucedían, unas tras otras, acrobáticas figuras que producían expectación.
Junto a las autoridades asistieron distinguidas familias de
la sociedad valenciana que fueron muy elocuentes en las felicitaciones a los
señores Zarranz y Moroder, que, como
propietarios habían puesto a la capital del Turia a la altura de las mejores capitales
europeas.
Elegancia, buen tono y
modernidad se magnificaban en un establecimiento deportivo diseñado por
el prestigio arquitecto madrileño Luis Gutiérrez Soto, especialista en este género, cuya
dirección de obra recayó en Cayetano Borso, joven arquitecto valenciano que
empezaba a despuntar.
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