Archivo Municipal
El fallecimiento del bibliófilo afincado en Valencia José Enrique Serrano Morales, el 16 de febrero de 1908, tuvo gran repercusión para el diario Las
Provincias, que al día siguiente de su muerte y en primera página informó con detalle en cuatro de sus cinco columnas, última ésta que también utilizó para terminar su crónica.
La impresión que causó en la redacción fue “profunda, dolorosísima, aplanándola", puntualizaba. Más si cabe, toda vez que la noche anterior, para poner fin
a la jornada dominical, habían conversado con él sin advertir ningún síntoma de
fatiga que supusiera tan fatal desenlace.
Como era habitual en los domingos -informaba el cronista- se llevaba a cabo en su biblioteca particular una
tertulia bibliográfica que en aquella última reunión se había debatido entre
los asistentes aspectos referidos a las fiestas centenarias del Rey Don Jaime,
así como a la Guerra de la Independencia de hacia un siglo, hojeando libros y
manuscritos entre el entusiasmo de los asistentes, unidos por la historiografía valenciana en la consideración de que había llegado la hora de revivir sus
glorias.
No terminó ahí la jornada pues se reunió de forma íntima con
familias amigas en la sede del Gobierno Civil, hasta que se retiró a su
domicilio de la calle Corona. En la madrugada del lunes se despertó con
molestias en el pecho y tras llamar al médico su esposa, en contra de los
deseos de Serrano Morales, de forma
repentina y sobre las 10 de la mañana, el bibliófilo exhaló su último suspiro.
Teodoro Llorente Olivares, director del periódico, en el extenso comentario de la portada,
glosó su figura dada a recopilar toda suerte de libros, folletos, manuscritos,
datos y documentos, que se hallaban en su domicilio, referidos al pasado historiográfico de Valencia, convertido en una extensa biblioteca que reunía
más de 12.000 libros, sin contar folletos y papeles sueltos.
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