Archivo Municipal
La figura del hijo adoptivo es un recurso potestad de los
ayuntamientos y otras instituciones para honrar
aquellas personalidades que han destacado por diferentes motivos en
beneficio de la ciudad, tanto en el mundo de la docencia, gubernativo, social
en sus diferentes manifestaciones, religioso o político; aunque sea en este
último caso la circunstancia más adictiva tanto para su nominación como para su
repudio según los avatares de la historia.
Su distinción recae
sobre la Comisión Permanente municipal, o la que corresponda, que en un momento
dado toma la decisión de su nombramiento a quien mereciendolo, no hubiese
nacido en la ciudad. Se suele acompañar en el ámbito local con la inclusión de
su nombre en el nomenclátor, y por su rango, la vía elegida será de mayor o
menor importancia: desde una gran y céntrica plaza o avenida hasta una sencilla
calle como recuerdo del ilustre personaje.
Es el caso del doctor D. Fernando Rodríguez González Fornos, natural de Salamanca, a quien el secretario del Ayuntamiento certificó el 18 de marzo de 1931 como Hijo Adoptivo de Valencia en "mérito a su autoridad científica, cultural, y meritisima labor sanitaria".
Es el caso del doctor D. Fernando Rodríguez González Fornos, natural de Salamanca, a quien el secretario del Ayuntamiento certificó el 18 de marzo de 1931 como Hijo Adoptivo de Valencia en "mérito a su autoridad científica, cultural, y meritisima labor sanitaria".
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