Archivo Municipal
Un punto que merecía mayor atención por su particular
trazado y de menor superficie con gran trasiego personal, era el de la plaza de
la Reina, cruzada por los vehículos que llegaban tanto por la calle de San Vicente, como de la Paz, desde la Glorieta, o de la Zaragoza, que salían o se dirigían a la plaza consistorial.
Fue el Conde de Berbedel, en voz del alcalde Sr. Maestre,
quien informó en el mes de junio de la inmediata colocación de señales luminosas en el suelo de
una isleta frente a la Glorieta, de cuatro postes con luz en el cruce de Paz con
Comedias, y de una farola en la plaza de la Reina.
Aún no se conocía el artefacto como semáforo, pero como
farola fue inaugurado el primer indicador de tráfico manipulado por un
guardia urbano al lado, según la intensidad, que no era mucha, del tráfico motorizado
y en especial del paso de los tranvías.
Su inauguración fue anunciada para el lunes 16 de junio y a
partir de entonces la mayor dificultad para controlar el tráfico venía de los tranvías,
con sus paradas arbitrarias, según denunciaba Las Provincias que se manifestaba
en este sentido “Enfrente de la casa Amador, en la calle de San Vicente, hay
una parada. Los que vienen de Olympia muy bien que allí paren; pero no así los
que van hacia Olympia, que parando en la referida parada, constituyen un tapón
que esteriliza en absoluto la labor reguladora automático-manual de la farola
luminosa de la plaza de la Reina".
La foto de aquellos años nos muestra el primer semáforo
instalado en la ciudad, junto al urbano para su funcionamiento.
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