Pabellón del Ayuntamiento
Archivo Municipal
1900 Ca - La Feria de Julio de Valencia no se puede entender sin las
corridas de toros: ahí está su verdadero origen cuando en 1870 concejales del
Ayuntamiento quisieron dar un mayor atractivo a la fiesta nacional con el concurso de otros actos
festivos torno a la plaza de toros, en cuyo albero apenas hacía once años que
se había celebrado la primera corrida taurina en la tarde inaugural del coso.
Feria y toros unidos para su origen pero que ya al año siguiente los munícipes quisieron aumentar su programa festivo. El paseo de la Alameda, frondoso y amplio, se brindaba como el lugar ideal para hacer frente al calor del estío, especialmente en las horas de la noche. Era cuestión de completar un programa y ponerlo en marcha.
Feria y toros unidos para su origen pero que ya al año siguiente los munícipes quisieron aumentar su programa festivo. El paseo de la Alameda, frondoso y amplio, se brindaba como el lugar ideal para hacer frente al calor del estío, especialmente en las horas de la noche. Era cuestión de completar un programa y ponerlo en marcha.
Pabellón del Ateneo Mercantil
Archivo Municipal
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Pero no era cuestión de anunciar una serie de actos en exclusiva, sino de ofrecer unos dignos pabellones que por parte de las sociedades civiles de mayor abolengo se fueron sumando a la iniciativa municipal, destinados para las horas de bailes y saraos, donde
la clase pudiente, con sus carrozas y tartanas, iban a disfrutar de tan
refrescantes veladas.
Pabellón de Agricultura
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Y avanzando en los años con la llegada del mes de Julio, la prensa local daba información de los diferentes actos, cada vez mas intensos, con dos epicentros: el coso taurino de la calle de Játiva y el Paseo de la
Alameda. La fiesta también se sumó a las calles, que pasaron a ser escenario de frecuentes
cabalgatas. En lo cultural y como homenaje a los patricios valencianos, se programaba la ubicación de monumentos en los jardines más concurridos, siendo el
de la Glorieta el que mayor espacio ofrecía. Mariano Benlliure y otros afamados
escultores daban con sus obras mayor proyección a unos actos cada vez más prolíficos.
El Círculo Valenciano
Archivo Municipal
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Toros, música y
bailes, con la atracción añadida de que la clase burguesa participaba en unos
actos que también eran disfrutados junto a sectores más populares, siempre torno a la panoja torrada y la refrescante sandía en unas fiestas que por los años veinte se prolongaban hasta mediados agosto, cuando daban su
fin con la Batalla de Flores, concurrida por todos los sectores de la ciudad.
Con la llegada del año 1926 y la inauguración del nuevo Pabellón Municipal de Carlos Cortina, el paseo de la Alameda adquiría una mayor suntuosidad.
Sin embargo, tuvieron que pasar seis décadas para que una vez situado en el interior de los Jardines del Real sucumbiera al viento: el de la dejadez.
Con la llegada del año 1926 y la inauguración del nuevo Pabellón Municipal de Carlos Cortina, el paseo de la Alameda adquiría una mayor suntuosidad.
Sin embargo, tuvieron que pasar seis décadas para que una vez situado en el interior de los Jardines del Real sucumbiera al viento: el de la dejadez.
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