La calle de la Paz que llevaba más de veinte años
abierta y con la motorización en aumento necesitaba una salida directa hacia el
Llano del Remedio. El año anterior se habían iniciado las obras de una
importante reforma que dejaría a la Glorieta sin vallas. Y en su transformación, con un corte central
en amplia calzada dispuesto para dejar mejor comunicada la llamada a figurar como la
calle "más bonita de Valencia", cuyo elogio permanece intacto.
Pero se iniciaba el año 1927 y desde el periódico El Pueblo
se lanzaban agudas críticas al alcalde Marqués de Sotelo a quien se le
preguntaba con frecuencia por el retraso de las obras.
En febrero la pregunta era muy directa: ¿Cuándo va a darse cima a la reforma de la Glorieta? en el mismo instante en el que se estaban colocando alrededor de la fuente del Tritón unos bancos de piedra. Y aunque el cronistas realzaba que presentaban "algún carácter", el ritmo de las obras era muy lento. Consideraba muy importante la instalación frente a la plaza de Tetuán, en el chaflán de la Glorieta, de una reproducción del canapé de piedra que en ese momento estaba en los Viveros y con anterioridad a la entrada de Valencia por el paseo de la Pechina, o bien, el traslado de los bancos que se hallan enterrados en esta zona. También denunciaba el periodista el lamentable estado que ofrecía la zona frente a los cuarteles de Artillería.
En febrero la pregunta era muy directa: ¿Cuándo va a darse cima a la reforma de la Glorieta? en el mismo instante en el que se estaban colocando alrededor de la fuente del Tritón unos bancos de piedra. Y aunque el cronistas realzaba que presentaban "algún carácter", el ritmo de las obras era muy lento. Consideraba muy importante la instalación frente a la plaza de Tetuán, en el chaflán de la Glorieta, de una reproducción del canapé de piedra que en ese momento estaba en los Viveros y con anterioridad a la entrada de Valencia por el paseo de la Pechina, o bien, el traslado de los bancos que se hallan enterrados en esta zona. También denunciaba el periodista el lamentable estado que ofrecía la zona frente a los cuarteles de Artillería.
Esto era en febrero, pero a principios de julio el Alcalde
pedía explicaciones a los arquitectos municipales, interesado por el culpable
del "desaguisado que ofrecía la Glorieta", toda vez que aún no estaba adoquinada la
calzada frente a los acuartelamientos, cuya mitad de la calle General Palanca
estaba como olvidada. Tampoco entendía la apertura de zanjas en lugares donde
la pavimentación cumplían su misión y que no se hubiese tenido en cuenta en un
principio las conexiones con el alcantarillado.
Finalizaba el año y el Marqués de Sotelo estaba a la espera
del derribo de una parte del Cuartel de Artillería que haría posible finalizar
con la reforma definitiva de la Glorieta.
En la postal vemos el aspecto que ofrecía la Glorieta tras
la reforma, donde se aprecia la división en dos de su ajardinamiento.
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