Archivo Municipal
El Mercado Central se iba incorporando en la vida social valenciana y a poco más de dos meses de su inauguración, los puestos de venta estaban prácticamente otorgados. Ahora se trataba de reglamentar sus horas de servicio al público.
Atrás quedaban aquellos años de dificultades qué tanto
retardaron su puesta en marcha y en su interior se concentraba la conexión
huerta ciudad, principalmente, que hasta entonces y desde época moruna, se
venía produciendo al aire libre en la plaza del Mercado, lugar también de
fiestas y saraos, de justas y homenajes, con emplazamientos añadidos de fuente
y horca útiles para distintos fines.
Un antes y un después que iba a convertir a la “nueva catedral de los sentidos” como epicentro de la vida comercial llamada a
abastecer las mesas de las diferentes clases sociales, en cuyo
interior, bajo veleta de la “cotorra del mercat”, estaban llamadas a mezclarse
todas.
No es de extrañar pues, que a partir de 30 de abril de 1928 y ante la demanda ciudadana, se modificara el horario para acceder a sus productos.
Y desde aquella fecha, y “por acuerdo de la Subcomisión correspondiente todas las tardes menos los domingos y hasta nueva orden se abrirá el Mercado Central a las 4,30 reanudándose la venta en los puestos cuyos ocupantes quieran realizarla”, tal y como se indicaba en la prensa de aquel día.
No es de extrañar pues, que a partir de 30 de abril de 1928 y ante la demanda ciudadana, se modificara el horario para acceder a sus productos.
Y desde aquella fecha, y “por acuerdo de la Subcomisión correspondiente todas las tardes menos los domingos y hasta nueva orden se abrirá el Mercado Central a las 4,30 reanudándose la venta en los puestos cuyos ocupantes quieran realizarla”, tal y como se indicaba en la prensa de aquel día.
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