1930 - La obras en la Bajada de San Francisco continuaban a buen ritmo y en el mes de junio ya estaba colocado el bordillo de la nueva acera al tiempo que con los escombros de los derribos se iba aplanando el tramo del alcantarillado ya construido.
Lógicamente las molestias eran
muchas, y el Banco de Vizcaya disponía como nueva puerta de entrada la de la
calle Moratín. El alcalde Sr. Maestre anunciaba el derribo inminente de la casa
de la viuda de Ortega por estar muy adelantada la expropiación. Al mismo tiempo
instaba a los comerciantes en activo a que buscaran un nuevo lugar para el
emplazamiento de su actividad y se dirigía a ellos en el sentido de que si
alguno de ellos estaba a la espera de cobrar la indemnización del propietario,
se pusiera en contacto con la alcaldía para asegurar su cobro. Había que
agilizar las obras y el alcalde estaba dispuesto a eliminar todo tipo de
trabas.
En el mes de Septiembre el
alcalde se dirigía al relojero Sr. Carbonell, exponiendo la necesidad de que
abandonara el edificio, pues eran de utilidad los escombros para terraplenar su
zona. Era el Ateneo Mercantil quien se había comprometido en aquellos días a
presentar en la alcaldía la titulación del edificio ocupado por el Sr. Derrey
para proceder al abono de la correspondiente expropiación y comenzar su
derribo.
El periódico Las Provincias
anunciaba el 10 de Octubre y para el día siguiente, el cierre de la Relojería
de Juan Bautista Carbonell, que había sido inaugurada justo hacía setenta años,
cuando un 16 de Octubre de 1860, su
padre, la había puesto en marcha.
Coincidía también la fecha con la
del nacimiento de Juan Bautista, en aquella su casa natal, en la fecha del 11
de octubre de 1868.
Uno más de su rico anecdotario, pues
con 62 años recién cumplidos, el famoso relojero de largas patillas se había
convertido en el último comerciante de la Bajada de San Francisco, lugar donde
había discurrido toda su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario