Plaza de Jesús en 1930. Tintas sobre papel Fabriano. 29x20
cm. Dibujo de la serie "Patraix antiguo" para Paqui López de Foro
Inmobiliario.
https://www.facebook.com/santiagolopezmanteca/
Plaza de Jesús
Es un domingo otoñal. Las campanas llaman a misa y la gente,
lenta y ordenadamente, accede al imponente templo. Cerradas y mudas, las pequeñas casetas de madera del mercado están
descansando del enorme trasiego de la semana.
El dibujo está basado en una imagen de 1930 y nos muestra
la iglesia de Santa María de Jesús al
fondo y el mercadito antiguo a la izquierda.
Al ver la fotografía que sirvió de modelo para el dibujo me
vino inmediatamente a la memoria el recuerdo de aquel humilde mercado. En esas
mismas y estrechas calles, jugaba de niño con mis amigos “Juniors” de la parroquia en las tardes de los sábados. Viene a mi memoria el recuerdo
peculiar de aquella mezcla de olores, casi perfume. Aquel suelo de
cemento olía a salazones y encurtidos, frutas y hortalizas, óxido y agua, lejía
y jabón… era el sitio idóneo para jugar al escondite, al pañuelo… para ensayar
nuestras canciones de misa con la guitarra.
En los años 90 del siglo pasado, aquellas humildes casetas,
pintadas y repintadas mil veces, fueron demolidas para dar paso al diseño
moderno y rompedor del mercado actual. De aquel mercado antiguo solo queda la
forma de triángulo que ocupa la parcela de terreno. Ahora, el techo del
edificio del mercado, un gran prisma triangular, evoca a una gigantesca nave
espacial, como sacada de la película “la guerra de las galaxias”.
En cuanto a la iglesia, qué decir… Es seguramente el lugar
que atesora más historia y arte del
barrio de Patraix.
La iglesia y antiguo convento de Santa María de Jesús data
del siglo XV y fue fundada por Alfonso “el Magnánimo”. A ella le dedicaré una
mención aparte con otra de mis estampas. Solo decir brevemente que en él vivió
y murió el beato franciscano Nicolás Factor (que da nombre a la calle que
desemboca en la plaza), una persona venerada en su época hasta por el mismísimo
emperador Felipe II que fue uno de los más ilustres visitantes de mi
queridísimo barrio. Es de
reseñar que la entrada del templo dispone de cuatro arcos y no tres como se ve
en la actualidad. El cuarto arco está oculto por una edificación que se hizo a
posteriori y que fue destinada a viviendas de los sacerdotes.
Texto y dibujo. Santiago López Manteca
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