Archivo Municipal
1950 Ca - Los restos de una figura ilustre e hijo de Manises yacen en
un sencillo panteón del cementerio de Valencia: D. José Rodrigo Botet.
Hombre importante porque su legado situado durante noventa años en el Almudín ha fascinado a muchas generaciones de valencianos, fundamentalmente en sus años de infancia.
¿Quién no se recuerda admirando al famoso megaterio que alzado dirigía su colosal cuerpo hacia el techo del que fuera almacén de trigo medieval lleno de grafías de su identidad?
Fallecido en Madrid en 1915, en la más ingente pobreza, sus restos fueron trasladados a Valencia el 14 de Julio de 1920 siendo recibidos con gran agasajo en la Estación del Norte donde se había instalado una capilla en una de sus salas, siendo muy visitado por los valencianos. La hermana y otros familiares depositaron una corona de flores sobre el féretro.
Por la tarde se congregaron las autoridades e invitados al entierro en representación de la Audiencia, del Ejército, de la Universidad, de la Academia de San Carlos, de la Cámara de Comercio, de la Liga Católica, de la Unión Valencianista, sindicatos católicos, Escuela de Artesanos, de Lo Rat Penat, de la Unión Gremial, del Ateneo Científico y otros muchos, entre quienes se encontraban el pintor Benlliure, el doctor Gómez Ferrer y el cronista de la ciudad Sr. Cebrián.
La presidencia, delegada por el Gobernador, estaba formada por el Alcalde, un representante real, un sobrino del finado y un mandatario del Capitán General. Organizada la comitiva, salió de la Estación y por las calles Játiva, Ruzafa, Sangre y San Vicente se alcanzó la plaza de San Agustín para despedir el duelo. La Banda Municipal cerraba el cortejo.
Y desde aquel día, los restos de don José Rodrigo Botet descansan en el Cementerio General de Valencia tras una azarosa vida llena de avatares, de enriquecimientos y de pobreza final.
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