Su nombre proviene de la forma en la que se comercializaban los
productos de la huerta desde la época foral, que nada tenía que ver con el
sistema de pesos y medidas imperante en los mercados de cada momento. La unidad
marcaba la pauta, y eran una, dos tres, cuatro
o más lechugas o cualquier otra hortaliza que ofrecidas al público sobre el suelo,
demandaba el cliente. Tan solo era cuestión de “contar” las piezas que se mostraban en hilera en un lugar determinado del mercado.
Desde antiguo, la “tira de contar” estaba en torno el
mercado y su plaza, ocupando diferentes lugares. El cronista de "La
Correspondencia" en 1919 la situaba en la plaza Collado, mientras que en 1921 el
periódico El Pueblo informaba del cambio de sitio motivado por denuncias de
vecinos:
Tras la inauguración del Mercado Central en 1928, se fijó su emplazamiento en el sótano del mismo y en lugar determinado. Posteriormente ofreció las cosechas de sus huertas en el Mercado de Abastos, que ya había entrado en funcionamiento en 1923, junto a la Iglesia de San Agustín, en los terrenos anexos del que había sido penal.
Con la inauguración en 1948 del nuevo Abastos en Arrancapins, la “tira de contar” se alojaría en estas instalaciones hasta su final traslado al actual Mercavalencia en 1983, donde se mantiene tan ancestral costumbre de ofrecer al público por parte de los huertanos y desde primeras horas de la madrugada, los productos frescos de la huerta de Valencia, siendo requisito indispensable que lo sean de su misma cosecha, sin intermediarios.
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