Foto de Esteban Gonzalo (1991)
Desde 1991 destaca en la amplia plaza de Zaragoza la cabeza
del rey Jaime I, obra muy importante de Antonio Sacramento. Es de hierro, de
estilo abstracto, pero se percibe claramente un rasgo identificativo del
monarca como es el casco con el dragón de San Jorge. Además, sobre el pedestal
donde descansa la cabeza, también de hierro, un rombo nos recuerda las armas
del rey de Aragón, que conquistó Valencia en 1238. La escultura fue encargada
por el Rotary Club de Valencia al artista y donada por esta entidad a la
ciudad.
Cuando Antonio Sacramente visitó el 22 de febrero de 2008 su
escultura, para participar en el rodaje de un audiovisual sobre Jaime I,
exteriorizó su satisfacción por su estado y con sorna dijo “que había
envejecido mejor que él al haberse oxidado adquiriendo una tonalidad rojiza muy
bella”. Asimismo, declaró que era su visita de despedida al tener avanzada
edad, aunque ahora más, ya que está en el camino de cumplir los 101 años el
próximo 3 de junio. También manifestó que cuando realizó la escultura no quiso
que se pareciera a la de los Hermanos Vallmitjana que hay en el Parterre.
Antonio Sacramento es el seudónimo que Fernando
Antolí-Candela Piquer, prestigioso otorrinolaringólogo valenciano, adoptó para
no perjudicar el nombre de su familia al realizar expresiones artísticas que no
estaban bien vistas en épocas pasadas.
Ha alcanzado la fama como escultor, pintor y dibujante, en
una carrera artística en la que ha participado en más de un centenar de
exposiciones, en España y numerosos países, principalmente europeos. También,
en muestras antológicas en la Feria de Nueva York de 1963 y en la del Museo
Pohjanmaa de Finlandia en 1977. Largo recorrido de un artista autodidacta que
está jalonado con numerosos premios y reconocimientos. De otorrino se jubiló a
los 82 años pero de artista sigue en activo haciendo lo que puede.
De Antonio Sacramento también hay en Valencia: la Cruz de
Término en la avda. Ausias March, la Victoria en la plaza América y en homenaje
a Manuel Granero en la esquina de la plaza de toros.
Como importante y merecido homenaje en vida tiene dedicada
una calle contigua a la Ciudad de la Justicia.
Texto y foto Esteban Gonzalo Rogel.
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