1926 - La Fiesta de la Raza de aquel año se llevó a cabo en un día
de sol espléndido con la celebración de diversos actos escenificados primero en
las calles de la ciudad, luego en la Universidad, ambos matinales, para glosar su significado en hora vespertina, ya sobradamente manifiesto, en la Escuela de Artesanos.
El General San Martín, Luis Santángel y Simón Bolívar iban a
hacer más cotidianos sus nombres tras la colocación de sus respectivas lápidas
en los lugares adecuados. De esta guisa, el Día de la Raza servía para
homenajear a quienes con su contribución habían logrado lazos de hermandad
entre una parte y otra del charco oceánico.
Por decisión que había tomado el Consistorio presidido por
el alcalde Sr. Oliag, se colocaron en aquel 12 de octubre las placas asignadas en
un recorrido iniciado en el Ayuntamiento por la comitiva al efecto, con su
primera parada en la calle próxima a la Estación del Norte, en “los terrenos
que ocuparon los antiguos talleres”, en
recuerdo al General San Martín, de donde
se trasladaría a la de Luis Santangel, para finalizar la celebración urbana en
la plaza Simón Bolivar, que años después cambiaría su nombre por la de América,
con el que permanece.
Archivo Municipal
En la Universidad tuvo su continuidad la fiesta con un
discurso de gratitud a cargo de D. Antonio Campos, secretario de la Unión
Iberoamericana, ante las diversas autoridades e invitados que llenaban “el
Paraninfo adornado con las banderas de todas las repúblicas americanas de
origen español”, tal y como informaba de ambos actos La Correspondencia en su
edición de aquella tarde.
Ya por la tarde, en el colegio de Artesanos, tuvo lugar un
elocuente discurso a cargo del profesor Julio Esplugues, que glosó el
significado de aquella jornada, deteniéndose “en las vicisitudes por que pasó
Colón en todos los viajes que hubo que realizar América”, con un rico anecdotario acerca de las
razas que habían poblado el Nuevo Mundo, tal y como informaba el mismo diario
al día siguiente.
Archivo Municipal
Día otoñal y
espléndido con sabor de hispanidad, entre clarines y timbales a los
acordes de la Marcha Real y el himno venezolano al descubrirse la placa de
quien fue reconocido como “El Libertador”, con público en los balcones en un día que se anunciaba en la prensa el menú de dos prestigiosos establecimientos:
El restaurant “León de Oro” y el “Las Arenas”; ambos coincidían en el mismo precio: 6.50 pesetas.
El restaurant “León de Oro” y el “Las Arenas”; ambos coincidían en el mismo precio: 6.50 pesetas.
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