Archivo de Rafael Solaz
En 1908, tras unos meses de obras, el Palacio Scala de la plaza Manises presentaba esta suntuosa fachada, sin embargo, su aspecto interior no era tan palaciego. -Más bien parecía un pueblo- decía el cronista.
Gran parte lo ocupaba Lo Rat Penat y el resto gente tan dispar como el Colegio de Procuradores, un fabricante de pianos y una sociedad de cocheros.
Gran parte lo ocupaba Lo Rat Penat y el resto gente tan dispar como el Colegio de Procuradores, un fabricante de pianos y una sociedad de cocheros.
La obras que contribuyeron a ennoblecer el edificio se llevaron a cabo al avecinarse la celebración del centenario del nacimiento de Jaime I. La asociación valencianista, a falta de otras. quiso sumarse al acto. Para el efecto se reunió la "Junta de Amadors de Nostres Glories" bajo la presidencia del Barón de Alcahalí. Con la autorización del Marques de Scala se tomó la determinación de investigar el estado de un artesonado gótico recientemente hallado de forma casual por las obras en una chimenea, y por su importancia proceder a su definitiva restauración, para ofrecer un lugar digno para la exposición jaimina que se sumaría a las previstas en Zaragoza y Barcelona.
Se iniciaron las obras con la curiosa anécdota de que apareció la momia de un impresionante gato que había quedado encerrado al colocarse el artesonado en el palacio del siglo XV. Lo Rat Penat contó con la colaboración económica del Ayuntamiento, de la Diputación y hasta del Consejo de Ministros.
Ello hizo posible la restauración de gran parte del Palacio: el salón, escaleras, capilla, otras dependencias y su fachada, con la reconversión de los ventanales imitando a los de la Lonja.
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