Archivo Rafael Solaz
Captar la atención del cliente y
motivarle a la compra. De siempre ha sido la mejor técnica de ventas. Pero el
procedimiento, ajustado al tiempo, hizo
que en los años treinta el recurso de la prensa ocupando páginas enteras fuera
lo habitual, en donde la palabra "barato" tenía su tirón.
En las décadas de los veinte y treinta hubo quien de forma atrevida se publicitaba como el que "nadie, absolutamente, nadie, puede vender como LUIS FELIU".
En su tienda LOS GATOS de la plaza del Mercado, esquina a Mantas, aseguraba que eran "los miles de compradores que diariamente invaden esta casa, quienes tienen nueva ocasión para su visita y hacer acopio de todos los artículos de la temporada de verano". Crespones, sedas, batistas, percales, cubrecorsés, camisas, toallas, medias de sed, paños rusos, ligas caballero, más un largo etcétera, donde los precios reducidos eran de escándalo: desde juegos de cama matrimonio a 18 pts a calzoncillos 2 pts, con un sinfín de ofertas a veinticinco o cincuenta céntimos la unidad.
En las décadas de los veinte y treinta hubo quien de forma atrevida se publicitaba como el que "nadie, absolutamente, nadie, puede vender como LUIS FELIU".
En su tienda LOS GATOS de la plaza del Mercado, esquina a Mantas, aseguraba que eran "los miles de compradores que diariamente invaden esta casa, quienes tienen nueva ocasión para su visita y hacer acopio de todos los artículos de la temporada de verano". Crespones, sedas, batistas, percales, cubrecorsés, camisas, toallas, medias de sed, paños rusos, ligas caballero, más un largo etcétera, donde los precios reducidos eran de escándalo: desde juegos de cama matrimonio a 18 pts a calzoncillos 2 pts, con un sinfín de ofertas a veinticinco o cincuenta céntimos la unidad.
En su almacén de la calle de la
Paz y entrada por Luis Vives, y con el grito de ¡ATENCIÓN! como LOS ALMACENES EL PISO, anunciaba la venta de todas las existencias de la quiebra de la tienda
de LA BARCA de la calle las Mantas, "a precios no conocidos hasta hoy, verdadero desastre, ocasión
única en Valencia". Ofreciendo anaqueles, escaparates y demás enseres. Razón: en la tienda de LOS GATOS.
Aunque el más exitoso sería LOS
SÓTANOS, "los más grandes almacenes
de tejidos, los que más venden en Valencia". Desde este nuevo emplazamiento,
en 1932, se clamaba a su clientela que con muy pocas monedas se consigue gran
cantidad de género, concluyendo que "ya era hora que los obreros, que las
clases más humildes de la sociedad,
tuvieran libre la entrada en lujosos establecimientos".
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