Archivo Rafael Solaz
1931 - En los últimos días del
mes de marzo el tiempo se ofrecía verdaderamente primaveral. Se avecinaba la Semana Santa. Sánchez de León Hermanos, S.A. de la calle San Vicente, invitaba
a visitar sus escaparates, ofreciendo una extensa gama de productos con su
habitual precio de reclamo durante los sábados.
En lo urbanístico, la reforma de
la plaza del Carmen llamaba la atención a los vecinos de tan entrañable barrio, y el arquitecto
Goerlich disponía ya del boceto aprobado en su día por el ayuntamiento del
Marqués de Sotelo. Tanto era así, que el alcalde en el momento Sr. Santonja visitó la zona para conocer su estado, dando instrucciones al arquitecto
municipal para que comenzase cuanto antes la ejecución del proyecto. La
importancia estribaba por ser uno de los lugares más visitado de la ciudad, a
pesar del lamentable estado que ofrecía. No obstante y por la proximidad de las
fiestas de San Vicente, el comienzo de su pavimentación se iba a postergar
hasta la retirada del altar vicentino. El monumento a Juan de Juanes y por
razones presupuestarias, se iba a dejar para mejor ocasión.
También estaba en obras la calle
San Vicente, extramuros, (se decía entonces) pero a un ritmo muy lento, lo que escamaba
al Sr. Alcalde.
Sin embargo y en la foto de la
plaza Emilio Castelar se observa ya finalizada la trama urbana de los nuevos edificios desde la calle de la
Sangre a la calle San Vicente, en un tranquilo día que se supone festivo a la
vista del velo que porta la enguantada señorita.
Llama la atención el caminar
taciturno de un señor con gorra, manos cogidas a su espalda, ajeno a la escasa
circulación, mientras que se observa entre las cabezas de nuestras
protagonistas el indicativo de
Malvarrosa en un furgón de transportes.
Plaza Castelar, en la que se
observa un tranvía, también estaba en obras. Muy pocos años después iba a mostrar
culminada la que sería famosa "tortada de Goerlich" con su mercado de
flores subterráneo.
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