Archivo de Rafael Solaz
1932 - En su esquina a Mosén Femades y con acceso en ambas calles, existió el Gran Café Martí
de Pi y Margall nº 3. Hizo
honor a su nombre y por el trato que dispensaba a los clientes y por su
distinción, el favor del público valenciano lo ganó con todo merecimiento.
Se convirtió en lugar de moda, con gran éxito de concurrencia,
punto de reunión de comerciantes, al que se sumaban personas de buen gusto. Su
sello: la elegancia y la exquisitez.
No obstante, lo más valioso era su magnífico salón interior, dotado de
mesas de billar sobre las que no sólo se cultivaba la afición al juego, sino que se
prolongaba.
Desaparecido el Café de España, con sus billares, donde se reunía lo más
selecto de la afición valenciana, la dirección del Gran Café Martí supo coger
el testigo con la oferta de un moderno y elegante salón. Durante las horas
del día y de la noche se celebraban excelentes partidas en beneficio de la juventud
valenciana, que en su reunión, hallaba la ocasión para su deleite en un menester digno del mejor
elogio.
En la foto de 1932 vemos
el interior del Gran Café Martí con su aspecto elegante a la espera de la apertura y llegada de la fiel clientela.
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