Desde la galería de unos amables vecinos tomé en marzo de 1983 esta panorámica de la playa de vías de la estación Pont de Fusta, de la que entonces partían líneas de vía estrecha a El Grao, Rafelbunyol, Bétera y Llíria, cuyas longitudes sumaban 63 km.
La estación fue abierta al servicio público el 8 de julio de 1892, al unísono que la línea del Grao, y clausurada cuando finalizó el día 4 de mayo de 1995, tras 102 años y 300 días de vida ferroviaria.
Red de ancho métrico donde trabajaron quince locomotoras de vapor, todas de la británica Hunslet Engine Company, que a partir del 7 de abril de 1917 fueron siendo relevadas, paulatinamente, por la tracción eléctrica, hasta el 1 de mayo de 1925 para los trenes de viajeros y cinco años después para los de mercancías. Tracción de vapor que volvió con locomotoras que trajeron del Ferrocarril de Sierra Menera durante la guerra 1936-1939 para ayudar cuando habían cortes de energía eléctrica.
Foto donde se ven 5 remolques para desguace, dos viejos automotores eléctricos “bujías”, uno con remolques y otro sólo, ambos esperando órdenes, otro de la misma serie en el fondo de la imagen preparado para su salida en la vía del Grao, una locomotora eléctrica (popularmente tanque) apartada e igualmente a la espera, y en la vía paralela a la de Bétera (cerca del andén central) un automotor Wumag (popularmente portugués).
Rara tranquilidad en una terminal con 523 trenes diarios, contando salidos y entrados, que llegó a más de 600 en los años sesenta y setenta, y donde los guardagujas tuvieron que estar muy atentos a su labor hasta que en 1974 hubo una modificación de trazados e inauguraron un puesto de mando para controlar un paso a nivel, las señales luminosas y los 18 desvíos motorizados de las once vías de la estación. Según FEVE, gestionadora entre 1964 y 1987 de los trenets, para ampliar en segunda fase el control a todo el trazado ferroviario.
Pese a la neblina se ve El Micalet en el hueco central de las Torres de Serranos y destacan la torre de la iglesia de Santa Mónica y el mazacote de viviendas que flanquean la entrada a la calle Sagunto.
Tanto los terrenos que ocupaban las vías e instalaciones como parte de los campos de cultivos más cercanos fueron transformados en una amplia avenida con calzadas laterales y dobles vías de tranvía que contornean la fuente construida ante el edificio ferroviario donde estuvieron las oficinas y el servicio de viajeros. Para ello tuvieron que quitar parte de la gruesa capa de tierra y escombros con la que elevaron la plataforma para protegerse de inundaciones del cercano río Turia. En nota que publicó el diario Mercantil de Valencia el 1 de junio de 1892 la Sociedad Valenciana de Tranvías seguía pidiendo escombros a peseta el carro.
La segunda foto fue tomada desde la terraza de otros afables vecinos el 23 de octubre de 1993, ocho días después de la inauguración oficial de la avenida, con vías y cables preparados para los tranvías que comenzaron a transportar viajeros cinco meses después, y en el centro los andenes provisionales para el trenet de Rafelbunyol. El ajardinamiento posterior fue terminado cuando las vías del ferrocarril fueron quitadas a partir del 5 de mayo de 1995.
Texto de Esteban Gonzalo Rogel.
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