Ya entrados en el siglo XX, la dársena del puerto de Valencia iba convirtiéndose en una realidad. Atrás quedaban las dificultades que durante siglos habían impedido el fácil atraque de los barcos. Para la Valencia exportadora del dorado fruto de sus campos, entre otros productos agrícolas, su nueva dársena y muelles eran una garantía para su exitosa actividad comercial.
El puerto necesitaba de un lugar como deposito de mercancías, y si la construcción de la dársena fue lenta, no sucedió lo mismo en este caso, pues en un par de años los conocidos como “Tinglados del Puerto” iban a estar dispuestos para cumplir la misión propuesta.
Su fábrica se inició en 1911 y fue al siguiente año, cuando con su terminación, ofrecían el aspecto que muestra la postal, según diseño del ingeniero Federico G. de Membrillera. Y fiel a la época, el estilo modernista imperó en su conjunto, que habiendo sido más pretencioso en su diseño, las dificultades económicas simplificaron su ejecución. No obstante, la representación de los productos del campo estuvieron presentes y los naranjos, otros frutales y junto a la cerámica iba a formar parte de su ornato en un bello y artístico acabado.
En la actualidad y con la vieja dársena, están dispuestos para los usos lúdicos con los que se quiere potenciar el punto de encuentro de Valencia con su mar.
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