1932 - Archivo de Rafael Solaz
Popularmente conocidos como “los viveros”, el nombre que le corresponde por merecimiento propio y por la historiografía que alberga es el de Jardines del Real, cuyo nombre tiene su origen del árabe riyad, que significa jardín.
En época musulmana y como finca de recreo de la Taifa valenciana, el rey Abd al Aziz mandó construir en el siglo XI un palacio. Tras la Reconquista y con su adecuación, fue residencia de los monarcas cristianos, alcanzando su esplendor con Alfonso IV el Magnánimo, ubicándose en su interior el Archivo del Reino.
Fue visitado por los Austrias, para entrar en un proceso de degradación culminado con su derribo en la guerra contra el invasor francés al que temían se hiciera fuerte entre sus paredes. Habilitado como “vivero municipal” desde 1903 por cesión de la Diputación Provincial cuya propiedad había recibido de la Corona tras la Restauración Borbónica.
En los Jardines del Real junto a pequeños monumentos en homenaje a valencianos célebres y a mitológicas estatuas entre las que destacan las de Ponzanelli (provenientes del Huerto de Pontons), rosas y sauces, eucaliptos y patos, pavos reales y palmeras, aves torcaces y pinos, con la sombra de sus especies arbóreas y el azahar de los naranjos, recrean un lugar donde la imaginación del visitante vuela al ritmo de la chavalería que se "pierde" por la gran explanada central, junto a la vieja alquería o por las ascendentes curvas de la “montañeta de Elio”.
Jardines, sí, pero los de Real y con bella puerta principal para su acceso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario