Colección familiar Carlos Aparici
En 1966 la avenida del Oeste era un proyecto inacabado. La plaza del Cementerio de San Juan con los derribos de las últimas casas, iba a dar paso a la Plaza de la Ciudad de Brujas, aunque aún pasarían casi tres décadas para su nominación en homenaje a la ciudad en la que el humanista valenciano Luis Vives había adquirido mayor prestigio, residiendo en ella hasta su muerte.
La prestigiosa Ferretería La Cadena ofrecía sus artículos de menaje, y los rollos de telas metálicas eran muy demandados para las casas de campo, cada vez más cercanas gracias a los Seat 600 que tomaban las calles. Los Santos Juanes esperaban su necesaria restauración y del Mercado Central surgían perfumes de huerta, salitre de salazones y aromas de especias que se mezclaban con la pólvora en un día de fallas.
Atrás en el tiempo quedarían dos pasajes: Monistrol y Cementerio de San Juan, al igual que unas intenciones de estirar la nueva avenida hasta el puente de San José, alojadas en el baúl de los proyectos. La nueva avenida, también conocida como Barón de Cárcer, iba a facilitar la comunicación con el mercado en su importante mejora.
La foto familiar nos acerca a un pasado, fiel a su misión como fondo documental de indudable valía.
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