Años 30 - Iniciado el nuevo siglo el ganchillo y el hilo empezaron las cuentas para culminar su trabajo en 1906, cuando en la fachada del “Punto de gancho” sobre una pilastras que
semejan troncos, dejaron para la posteridad, esgrafiada en rojo sobre blanco, una
peculiar decoración que daría origen al nombre de un edificio
que pasado un siglo, luce en su atención permanente
situado en la plaza de la Almoina.
La tartana está aparcada atenta al servicio de un cliente, vistiendo la foto, y un mozalbete con babero escolar camina a su destino.
En lo alto, un palomar nos informa de la afición “colombaire” tan presente en las terrazas del centro de la ciudad, y en la Cerería del Palau se ofrecen velas para fortalecer las plegarias de los creyentes que acuden a la Basílica de la Virgen o a la Catedral.
Ceras, velas y rosarios, complementos a una imaginería y en su devoción que sus fieles pasean por la plaza.
Un edificio que a mi particularmente mu gusta mucho, en una zona con tanta historia y que tanto ha cambiado . Buen día Julio para ti y para todos. Gregorio
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