Años 80 - Típico y llamativo Café, del bullicioso entorno del Mercado Central. Haciendo esquina a la calle de las Botellas con la de la Carda, y de frente, a la de la Bolsería.
Lo recuerdo de muchos años antes, y lo más llamativo era, en su fachada, su letrero anunciador, letra redonda y enlazada, contorneada por la maravillosa luz de neón color rojo. Entre su frontal de aspecto de patio andaluz y su letrero de rojo neón, era un café único. En los atardeceres, ya oscureciendo, cuando ese enclave de calles quedaba con poca iluminación pública y un tanto desierto de gentes, su letrero, de aspecto fantasmagórico, daba vida al entorno.
Sus gentes, la gente de todos los días; los de la cercana Posada del Rincón, con sus ordinarios, carros y triciclos; los almacenes de baratos juguetes o las tiendas de herramientas de madera para el campo; los comercios de la calle de la Bolsería, con sus tiendas de ropa de trabajo, monos y petos, ahora se llama ropa laboral, colchonerías...; en la calle de las Botellas, la Hospedería del Comercio, lugar de llegada de representantes de comercio con pocos medios; en su frente la Hospedería del Pilar, casa de lanas…, los transeúntes que desde la “estacioneta del Pont de Fusta”, como paso casi obligado, iban al Mercado o a la diversidad de tiendas de especies que por allí habían.
Su interior, con mucha escayola decorada, de extrañas formas y mezcla de materiales diversos, también lo hacía único, y le daban su encanto.
Dicen, y he contrastado su veracidad, que por las tardes luego de comer, iban clientes de la no tan cercana Guillén de Castro, para tomar un suculento café cremoso, jugar al dominó y contemplar a dos mozas de buen ver que allí trabajaban.
Pasa rápido el tiempo y los años, cerró para siempre éste café, icono de la zona, aunque nos queda su recuerdo en las fotografías.
Texto: Germán Gómez.
El Café Valenciano me trae unos recuerdos imborrables. Allí iba mi padre todos los días a tomar un café y de tertulia con algunos de los comerciantes de la zona. Un año recuerdo que pasamos la noche de Fin de Año en el local. Gracias a Germán y a Julio. Increíble documento social y urbano.
ResponderEliminarGracias querido y admirado Rafa Solaz, por tu comentario. Mi padre también iba allí a tomar café. Un abrazo Germán Gómez
ResponderEliminarBuenas, es posible que el cafe valenciano fuese traspasado de otro local cercano que estuvo abierto con anterioridad?
ResponderEliminarMi abuelo Juan Segura y su hermano Eduardo trabajaban allí en los años 50 y primeros 60. Mi abuelo trabajaba en la cocina. Tengo alguna foto del interior del local, con los trabajadores de aquella época. Si alguno está interesado puedo enviársela si me escribe a juan.a.bastos@uv.es
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