jueves, 2 de octubre de 2014

CEMENTERIO GENERAL DE VALENCIA

  
Ángel del Silencio. Panteón familia Burriel
Ángel del Silencio – Panteón familia Burriel.
Archivo Rafael Solaz
Desde que se inauguró en 1807 han pasado más de doscientos años. El Cementerio General de Valencia, un lugar que se convierte en todo un continente de arte, biografías y curiosa simbología. Las flores “siemprevivas”, las lámparas votivas, el árbol arrancado de raíz que simboliza la muerte de una persona joven, el ancla rota, la flor de la Adormidera (el alma dormida, no muerta), las letras Alfa y Omega como principio y fin, los atributos funerarios como La Parca o el reloj de arena, aquel que cuando nacemos permite el paso de la fina arena. Ésta pasa más deprisa para algunos, para otros más despacio, pero al final pasa toda, es el destino y fin.
panteon moroder
Un Ángel nos recuerda el silencio, el respeto por todos los que una vez fueron vidas. Hay muchos Ángeles del Silencio, algunos nos invitan a pasar tras la puerta del mausoleo, como el del Panteón Moroder, obra de Benlliure. En otros, una niña de mármol no oculta su tristeza y mira a un ramo de flores perpetuo. Es obra del escultor Carbonell.

Son las piedras quienes nos ofrecen mensajes eternos. La esencial igualdad de todos los fallecidos ¡Qué más da los ostentosos panteones o las lápidas borradas por la erosión del olvido! Al final quedan los restos del recuerdo, y las esculturas, y las vidas. Cementerio General de Valencia, en blanco y negro o en color de la nostalgia.

Flores de piedra nos reciben atravesando los corazones de nuestros sueños. El Museo del Silencio sólo sirve para que recordemos la ruta de algunos de los ecos esculpidos.

Texto de Rafael Solaz

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