De ella sólo queda su nombre en recuerdo de unas casas levantadas sobre unos pequeños pórticos, unidos sobre la acequia subterránea de Na Rovella en un recurso arquitectónico en nuestra ciudad, que, por su extrañeza, su recuerdo perdura en el nomenclátor.
De observancia en los planos de Mancelli (1608) y Tosca (1704) fueron derribados en la segunda mitad del XVIII y pese a las modificaciones en la zona por los derribos de próximos conventos y la apertura de una ancha avenida, la plaza actual y en su configuración, mantiene un similar trazado en la curvatura donde estaban situados tan singulares “porchets”, punto de trasiego vecinal por su cercanía al mercado, tanto entonces como en la actualidad.
En el dibujo del siglo XIX, su autor y en su imaginario, crea el ambiente de la época mediante un carro y la vestimenta habitual de los huertanos que acudían al “cap y casal”.
Muy interesante explicación , gracias . Buen día Julio para ti y para todos, un abrazo. Gregorio
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