1925 - Presidiendo la entrada al Balneario de La Arenas y como telón de fondo, se encontraba el blanco pabellón lacustre.
Volando sobre las saladas aguas, y apoyado sobre multitud de roquedos pilares de prismática forma, ya desde la misma entrada se veía inconfundible y airoso ésta plataforma de madera, que en 1925 diseñara Carlos Cortina, para la acotada playa de Las Arenas.
Una amplia escalera le daba acceso. Que delicia era estar en éste emblemático lugar; comiendo, tomando una cerveza o un refrescante helado, recuerdo sus altas copas de leche merengada con la amarronada canela, y estar “volando” a escasa distancia del agua; aunque algunas veces esta no respetara su intimidad, cuando el mar estaba encrespado, sus aguas chapoteaban sobre su tarima.
Su interior con entrañable y modesto lujo a la vez, mesas con pies de hierro forjado y tapas de mármol blanco, atendido por camareros de blanca chaquetilla y largo delantal, y sobre las mesas las botellas de agua de inconfundible forma y tapón de baquelita.
Que placentero se estaba en ese local, y sobre todo en las mesas de más al fondo, donde el mar era más hondo, que hasta los peces se veían algunas veces, y mas allá el curvado horizonte, sólo agua.
Un Otoño que no recuerdo el año, sería allá finales de los 40 o algo metidos en los 50, un gran temporal lo deterioró gravemente. La gente acudía a la playa días después para ver sus esparcidos restos, sobrevivieron sus pilares, muy resbalosos y con muchas adherencias de verdosas y mucilaginosas algas y algunas lapas, y que por aquello de que, no hay mal que por bien no venga, al verano siguiente los niños que iban a la playa los empleaban para subirse a los mismos y usarlos como trampolín. Esos restos duraron un par de años, hasta que los quitaron, tal vez por considerarlos peligroso, no sé.
Parece que duró 25 años desde su construcción, efímera vida, pero fue tan grande su impacto entre las gentes que lo vivimos, que todavía nos queda en la memoria, ese pabellón lacustre de la entrañable playa de Las Arenas.
Texto: Germán Gómez.
Preciosas las fotos y muy interesante el texto. Buen dia y un abrazo desde León. Gregorio
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