1920 - Cuando los Jurados salían de la Casa de la Ciudad para dirigirse a la Catedral enfrente, en las ocasiones de algún acto ceremonial, en los días posteriores a los de lluvia, al cruzar la Puerta de los Apóstoles, a sus largos vestidos, se había adherido el barro de la plaza.
Valencia y sus calles se habían convertido en un barrizal. Esto motivó que para cambiar su ropa, los ediles de la ciudad, eligieran un lugar aún más cercano; y a ello es debido que la Casa Vestuario construida en 1800 y en aquel recuerdo, mantenga el nombre.
En la actualidad, entre otros cometidos, es allí donde se reúnen los síndicos del Tribunal de las Aguas todos los jueves del año para cambiar sus ropas, manteniendo la antigua tradición, aunque en ello nada tenga que ver el barro.
En la actualidad, entre otros cometidos, es allí donde se reúnen los síndicos del Tribunal de las Aguas todos los jueves del año para cambiar sus ropas, manteniendo la antigua tradición, aunque en ello nada tenga que ver el barro.
A mediados del siglo XIX, el Ayuntamiento se decidió por adoquinar las calles y plazas de la ciudad, y sería a su final cuando una parte importante de la ciudad disfrutaba de sus viales adecentados.
Tal y como vemos en esta foto donde su adoquinado posibilitaba el paseo tranquilo sin temor alguno a ensuciarse los zapatos ante la basílica de la plaza de la Virgen, tan concurrida entonces como en la actualidad, pero ya con el brillo en el suelo tras su última mejora.
Más de ciento cincuenta años en la historia de nuestra ciudad: la que va desde el recatado vestido al suelo que nos ofrece la imagen, hasta el de la actual minifalda.
Más de ciento cincuenta años en la historia de nuestra ciudad: la que va desde el recatado vestido al suelo que nos ofrece la imagen, hasta el de la actual minifalda.
¡Del adoquín al mármol!
Transformaron el barro, en pista de patinaje deslizante...
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