1931 – En la calle de las Barcas, tan bulliciosa de siempre, con su esplendido chaflán al fondo, antaño de la Farmacia la Morera y sus carteles con derroches de salud, después el Banco de Valencia de marmórea fachada, hoy más comercial y bancaria que nunca, hubo un tiempo en el que se iban turnando lugares de ocio y de diversión, donde igualmente se podía saborear una deliciosa mariscada, que disfrutar con una partida de billar a tres bandas en busca de la carambola.
“El Dorado”, café de tapas y de resopones donde se mezclaban los de boina con los de sombrero: allí no existía la diferencia social.
El cava aún no era nuestra identidad y al vino espumoso se le llamaba “champagne”. Su especialidad era la cerveza fría –tan deliciosa en verano- y por su asistencia de público debía de tener un logrado prestigio.
¡Cosas de la publicidad!
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