En Valencia, nuestra ciudad, podemos encontrar varias referencias a la máxima figura de la literatura española y universal, Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547 – Madrid, 1616).
Así, en la calle San Vicente Mártir número 3 encontramos una lápida en piedra —del escultor Rafael Aixa—, que señala el lugar donde se encontraba el taller del impresor Pedro Patricio Mey, quien imprimió la primera y segunda parte, de D. Quijote de la Mancha (en 1605 y 1616, respectivamente). El taller ocupaba el espacio de los números 5, 7, 9 y 11 de la calle (prácticamente toda la manzana).
La familia Mey, de origen flamenco, se instaló en España hacia mediados del siglo XVI con la figura de Juan Mey (Ioan Mey), que se establece en la ciudad de Valencia sobre 1535. Sus obras serán reconocidas como el punto mayor de apogeo que alcanzó la producción tipográfica valenciana.
La familia Mey, de origen flamenco, se instaló en España hacia mediados del siglo XVI con la figura de Juan Mey (Ioan Mey), que se establece en la ciudad de Valencia sobre 1535. Sus obras serán reconocidas como el punto mayor de apogeo que alcanzó la producción tipográfica valenciana.
Por otra parte, en Valencia, también tenemos la original escultura del Quijote, sosteniendo el busto de Miguel de Cervantes. El 7 de mayo de 1905 se conmemoraba en España el tercer centenario de la publicación de El Quijote. En Valencia se estaba construyendo un nuevo grupo escolar en la calle de Guillem de Castro, que recibiría el nombre de Cervantes, por lo que le encargaron al gran escultor valenciano Mariano Benlliure (Valencia, 1862- Madrid, 1947), una estatua conmemorativa para colocarla frente a la puerta principal.
Benlliure, gran amante de su ciudad, no quiso cobrar por su trabajo y entregó en la fecha prevista la figura en yeso, la cual no se pasó a bronce hasta el año siguiente, 1906. El problema fue que no disponía de un pedestal para su asiento, ya que este debía correr a cargo del Ayuntamiento, así que fue ubicándose en diferentes sitios: hasta 1909 estuvo en el Ayuntamiento, después pasó a la plaza del Picadero (hoy Pintor Pinazo) aprovechando un simple pedestal de piedra artificial, hasta que, finalmente, el día 20 de marzo de 1929, se publican los planos del pedestal y el concurso de la obra definitiva para ubicarla frente al colegio Cervantes, en los jardincillos de las torres de Quart, donde se encuentra en la actualidad.
Pero siempre nos quedará una duda ¿Estuvo Cervantes alguna vez en Valencia?
Puede ser que sí, no hay ninguna certeza, pero en su conocida obra El Quijote, en el Capítulo III, de la 1ª parte, Miguel de Cervantes nos cuenta que el ventero que debía armar caballero a Don Quijote, había visitado en su mocedad los lugares donde mostrar “la ligereza de sus pies, sutileza de sus manos, haciendo muchos tuertos, secuestrando muchas viudas, deshaciendo algunas doncellas y engañando a algunos pupilos…”. Y al enumerar estos lugares, barrios de mala vida, menciona los siguiente: “Los Percheles de Málaga, Islas de Riarán, Compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia...”
La Olivera, parece ser que estaba en la calle de las Comedias, ya que por el siglo XVII existió en la misma el teatro denominado de la Olivera. Los estudiantes (tunos) eran junto a los pícaros y personas vinculadas al teatro, gente de ingenio, pero también lindantes con el mundo marginal.
Texto de Mauro Guillén.
Fotos del Archivo de Rafael Solaz
Muy interesante , el texto de Mauro y las fotos del Archivo de Rafael . Que sería de nosotros sin los libros y eso que a mi ahora lo del libro electrónico, no me seduce mucho , pero creo que con la lectura siempre somos un poco más libres . Buen día y un abrazo. Gregorio
ResponderEliminarCervantes va residir a Valéncia uns pocs mesos després del seu captiveri de cinc anys i mig a l'Alger. Després de desembarcar al port de Dénia o de Cartagena (no ho recorde amb certesa) va marxar a la capital del Regne abans de mamprendre el camí de regrés a la seua Castella natal. Durant la seua curta estada (un o dos mesos) va conéixer la llengua autòctona, considerant-la el més bell idioma amb el portugués.
ResponderEliminarGregorio, muchas gracias por tus comentarios. Efectivamente, los libros son el único reducto de nuestra libertad.
ResponderEliminarUn abrazo
Flautista de Hamelín, muchas gracias por tu comentario informativo sobre la presencia de Cervantes en Valencia.
ResponderEliminarUn saludo