Estamos en 1957 y desde la perspectiva de la plaza de la Reina en la actualidad, sólo permanece intacto el cimborrio de la Catedral.
El Miguelete con su barandilla de hierro es como una cresta desnuda y el último lienzo de casas angula con su lateral comercial, que a su diferencia, se enfrenta vestido de toldos al azote solar, mientras un tranvía se ciñe a la estrecha acera de una plaza escasamente transitada que en nada se asemeja a la bulliciosa de nuestros días.
Quizá sea un día festivo, como nos hace presumir la ausencia de operarios en la que sería fuente de frescos surtidores, espectáculo urbano para el que aún tendrían que pasar dos años en su inauguración en 1959. Sin embargo, la fuente, duraría muy poco tiempo, debido a un nuevo proyecto que no llegaría a ser el definitivo. La imagen aún no sabe de parkings subterráneos.
En la actualidad es como una amalgama de coches mezclada con el deambular peatonal en una plaza que sueña con encontrarse a sí misma. El Miguelete, vigilante, la observa; quizá medite si algún día lo conseguirá.
El Miguelete con su barandilla de hierro es como una cresta desnuda y el último lienzo de casas angula con su lateral comercial, que a su diferencia, se enfrenta vestido de toldos al azote solar, mientras un tranvía se ciñe a la estrecha acera de una plaza escasamente transitada que en nada se asemeja a la bulliciosa de nuestros días.
Quizá sea un día festivo, como nos hace presumir la ausencia de operarios en la que sería fuente de frescos surtidores, espectáculo urbano para el que aún tendrían que pasar dos años en su inauguración en 1959. Sin embargo, la fuente, duraría muy poco tiempo, debido a un nuevo proyecto que no llegaría a ser el definitivo. La imagen aún no sabe de parkings subterráneos.
En la actualidad es como una amalgama de coches mezclada con el deambular peatonal en una plaza que sueña con encontrarse a sí misma. El Miguelete, vigilante, la observa; quizá medite si algún día lo conseguirá.
Supongo que como en la vida misma, habrá opiniones para todos los gustos y habrá personas a las que les gustaría que hoy la Calle Zaragoza y la,plaza de la Reina fuese como hace 100 años, pero en mi opinión , creo que al desaparecer todos los edificios que ocupaban la plaza y dejar a la vista la imagen de la Catedral y del Miguelete , todo el entorno gano , aunque como he dicho antes , es sólo mi opinión . Bonita foto de una lugar ya entrañable y con tanta historia en la ciudad. Buen día y un abrazo,
ResponderEliminarPues no. La fachada de la Catedral ha quedado descentrada. Fué edificada para que se viese desde la estrechez de la calle. Ahora aparece ladeada, mirando a una calle que ya no existe.
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