En sus primeros años y desde
1416 la imagen de la Virgen de los Desamparados era la de una figura yacente
que situaban encima del féretro de quienes desde el hospital de los “Ignoscents,
Folls e Orats” así como a los ajusticiados, eran conducidos a su
última morada.
Para su mejor contemplación le ponían una
almohada que elevaba su cabeza. Por ello, una vez erguida, adoptaba una
posición inclinada que motivó fuera conocida con el cariñoso nombre de “la
Geperudeta”.
Desde su “origen angelical” atribuido a la leyenda de su creación por obra de tres peregrinos que
se ofrecieron a ello en el siglo XV, y que tras su desaparición tuvieran la condición de ángeles, tuvo varias restauraciones. Su imagen se
conserva tras algunas modificaciones efectuadas en momentos singulares de su ya
larga vida, protegida con la realización de otras reproducciones útiles para
sus actos procesionales y festivos fuera de su basílica.
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