Archivo de Rafael Solaz
En esta fotografía de la Fábrica de Tabacos de Valencia, realizada en el año 1931, podemos ver como posan orgullosas las empleadas de la fábrica. Y no es para menos, porque el oficio de cigarrera fue el primero en tener los mismos derechos que los hombres en el mundo laboral.
Su oficio fue tan importante hasta el punto que esas mujeres consiguieron tener Casas de Lactancia, una especie de las actuales guarderías, en la fábrica para que atendieran a sus pequeños, mientras ellas trabajaban entre siete a catorce horas diarias, dependiendo de la duración de la jornada laboral a las que eran sometidas por los capataces de la fábrica. Pero todo sacrifico no venía en balde, ya que su sueldo era muy envidiado, y además otorgaba cierta independencia económica para la mujer, todo un adelanto para la época. Ya que podían vivir libremente, sin estar sometidas o bajo la dependencia de un hombre, eran dueñas de su vida.
Desgraciadamente el oficio de las cigarreras desapareció con la Industrialización y las maquinas. Pero para los nostálgicos, pueden leer la novela “Carmen” de Prosper Mérimée, donde la gitana protagonista es una cigarrera de la Fábrica de Tabaco de Sevilla, y seguro que la disfrutaran aún más si acompañan la lectura con un buen cigarro.
Texto: Isabel Balensiya
Yo conocí a una señora que era amiga de mi tía María, creo que se llamaba Paquita, que había trabajado en la fábrica de tabacos, pero cuando yo la conocí ya era una señora jubilada.
ResponderEliminarMuy interesante comentario de una actividad que dio trabajo a tantas mujeres. Un abrazo. Julio y buen día
ResponderEliminarMaruja, gracias por tu comentario, poniéndo nombre a una de sus protagonistas.
ResponderEliminarSaludos
Gregorio, sí, y además aportando sabor literario, como dice Isabel.
ResponderEliminarUn abrazo