Archivo de Rafael Solaz
1888 - Los orígenes del mercado que con el paso de los siglos daría nacimiento a la plaza con su nombre, se remontan a la época musulmana próxima a la mezquita extramuros que después de la Reconquista sería la Iglesia de los Santos Juanes, y que en estos años fue autorizado por Jaime I con la particularidad de feria y con frecuencia semanal. Con el tiempo y ya como mercado diario dio nueva vida a una zona que, ya construida la muralla cristiana, adquirió una mayor relevancia mercantil con la Lonja de la Seda, y comercial por la gran cantidad de tiendas que se iban instalando, tanto en cuanto se iban urbanizando nuevas calles torno a la plaza que no sólo fue de mercado, sino también de justas y condenas con el establecimiento de la horca, lo que nos indica la importancia que tenía el enclave en el día a día de la ciudad.
En 1839 se construyó el Mercado Nuevo, aunque la mayoría de los puestos estaban al descubierto ampliando su perimetro, por lo que tal y como sucedería décadas mas tarde, apenas iban a dejar espacio para el paso del tranvía de tracción animal de nueva implantación.
Y entre el bullicio del mercado y los “pillos” que de éste se aprovechaban y dieron nombre a la ya “parroquia de los pillos” con su pardalot de Sant Joan en su alto, los perfumes de la huerta valenciana y de sus frutales llegaban con el alba impregnando la mañana, que en la cadencia en el andar de las mujeres y en las cestas apoyadas en sus caderas, se trasladaban a los hogares.
La foto de 1888 nos muestra un aspecto de la plaza del Mercado en una zona con puestos de útiles para los huertanos.
En 1839 se construyó el Mercado Nuevo, aunque la mayoría de los puestos estaban al descubierto ampliando su perimetro, por lo que tal y como sucedería décadas mas tarde, apenas iban a dejar espacio para el paso del tranvía de tracción animal de nueva implantación.
Y entre el bullicio del mercado y los “pillos” que de éste se aprovechaban y dieron nombre a la ya “parroquia de los pillos” con su pardalot de Sant Joan en su alto, los perfumes de la huerta valenciana y de sus frutales llegaban con el alba impregnando la mañana, que en la cadencia en el andar de las mujeres y en las cestas apoyadas en sus caderas, se trasladaban a los hogares.
La foto de 1888 nos muestra un aspecto de la plaza del Mercado en una zona con puestos de útiles para los huertanos.
Uno de los lugares más bonitos de la ciudad para mi , con esa Iglesia de los Santos Juanes que me encanta . Preciosa la foto , un abrazo y buen día . Gregorio
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