Me encantaba escaparme de la mano de mis padres, corriendo para llegar al centro, encima de las vias, y poder ver los trenes que entraban o salían, los semáforos rojos y verdes que les daban paso. A mi madre no le gustaba nada, pues aunque no lo recuerdo, la pasarela estaba muy deteriorada y los barrotes no resguardaban lo que deberían. De repente un dia que iba a casa de mis yayos no pudimos pasar, la estaban derribando y solo se podía pasar por el tunel. Odiaba el ruido de los coches y el olor a gasoil.
Me encantaba escaparme de la mano de mis padres, corriendo para llegar al centro, encima de las vias, y poder ver los trenes que entraban o salían, los semáforos rojos y verdes que les daban paso. A mi madre no le gustaba nada, pues aunque no lo recuerdo, la pasarela estaba muy deteriorada y los barrotes no resguardaban lo que deberían. De repente un dia que iba a casa de mis yayos no pudimos pasar, la estaban derribando y solo se podía pasar por el tunel. Odiaba el ruido de los coches y el olor a gasoil.
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