El Hospital del Dr. Moliner nació de una idea de su fundador
que fue incubando durante las últimos años del siglo XIX.
A su decidida actitud en favor de los más necesitados en el
campo de la sanidad, se unía su carácter reivindicativo en su cátedra de
medicina desde la que arengó a sus alumnos poniéndose al frente de una
manifestación, lo que le hizo perder su puesto docente, así como conocer el trance
de pasar por el presidio durante un mes.
Cátedra que jamás recuperó y que junto a sus muchos méritos contraídos,
hicieron de él un personaje muy popular. Tras su muerte en 1915 acaparó la
atención de la vida valenciana durante
un larguísimo periodo que se vio culminada con la construcción de un monumento
y la celebración de diversos actos de homenaje con gran trascendencia social.
Dedicado a la política, logrando ser diputado a Cortes,
centró sus esfuerzos para que el Sanatorio fuera costeado por el Estado. Su
muerte en 1915 impidió que viera cumplido su sueño.
Su proyecto sanitario contra la tubérculosis se inició en la
cartuja de Porta Coeli que había sido desamortizada por Mendizábal. Por gestion
de la Reina Regente María Cristina fueron cedidas sus instalaciones para ser
inauguradas en 1899, siendo el primero de España en esta especialidad por su
servicio básicamente destinado a los
pobres. Aunque lo fue de vida efímera, de apenas tres años, pues no recibió
las ayudas económicas prometidas, mientras que la cartuja se convirtió en 1905
en una colonia de verano con servicio de restaurant por decisión de sus
propietarios.
Tuvieron que pasar varias décadas para que ya entrada la segunda mitad de los años treinta se acometiera la construcción en lugar próximo de un nuevo sanatorio, que ya en los 40 adquirió la configuración actual.
Tuvieron que pasar varias décadas para que ya entrada la segunda mitad de los años treinta se acometiera la construcción en lugar próximo de un nuevo sanatorio, que ya en los 40 adquirió la configuración actual.
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