martes, 8 de mayo de 2018

IMPERIALES, JARDINERAS Y PERRERAS.

En la plaza de San Francisco (pl. Ayuntamiento) podemos ver uno de los primitivos coches cerrados que rodaron por Valencia, ca. 1880. 
Foto archivo Huguet.

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES TRANVIARIAS

Una vez puesta en marcha la primera línea tranviaria entre Valencia y el Grao allá por el verano de 1876 los valencianos pudieron comprobar que además del coche cerrado con plataformas abiertas tirado por uno o dos caballos había otras variantes.
  
Para desplazarse por la nueva línea había también coches de dos pisos, en los que sobre el techo de un coche cerrado había un asiento doble corrido en el que todo su perímetro estaba protegido con barandillas. A este tipo de coches se les llamaba “imperiales” y para subir a la parte superior, en nuestro caso descubierta, se utilizaban unas escaleras tipo caracol que había en cada plataforma. Es lógico suponer que en aquellas calles estrechas, como las que dibujó el padre Tomás Vicente Tosca en su plano de Valencia de 1704, algún pasajero podría fácilmente darle un apretón de manos a alguno de sus vecinos asomados al balcón de su vivienda en un primer piso, incluso podría saludar galantemente a su amada. En cuanto al precio del viaje desde el interior de Valencia hasta el puerto en el Grao en coche cerrado era entonces de 25ct de peseta, en cambio en la parte superior, imperial, el precio era de 15ct, lógico si consideramos que en caso de frío, lluvia o fuerte sol era más cómodo el interior cubierto, pero en verano con buen tiempo era más fresco y agradable el paseo en lo alto.

Imperial parado en la Glorieta, al fondo se ve un coche cerrado. 
Foto ca. 1885, autor desconocido.

A partir de una tabla de valoraciones de las líneas de la Sociedad Valenciana de Tranvías (SVT) nos dice que posee para el servicio de 47 coches cerrados, 21 coches con imperial y 21 nuevas “jardineras”  La jardinera era otra variante de coche, pero de uso exclusivamente veraniego, era prácticamente igual que un coche cerrado, pero sin los laterales del cerramiento, inicialmente los asientos ocupaban de parte a parte formando departamentos y los estribos eran largos, ocupaban todo el lateral y era por donde el cobrador ejercía su función de cobro a cada departamento. Circulaba tirado generalmente por un caballo. Eran los coches favoritos del público para ir a la playa en verano, o a los pueblos cercanos por su frescura. Sus laterales estaban dotados de cortinas para protegerse del fuerte sol. Y su precio era igual al del coche cerrado. En la foto siguiente podemos ver una de las jardineras conservadas que apareció (resucitó) con motivo de una exposición en 1982 y que circuló unos días en enero por las cortas vías que quedaban todavía en el actual Passeig de Russafa.

Jardinera en el Passeig de Russafa. 
Foto portada del nº 12 de la revista Ferrocarril.

Con motivo de la inauguración del servicio entre la pl. Tetuán y el Grao por parte de una nueva compañía tranviaria Compañía General de Tranvías (CGT) con la gran novedad de la tracción por locomotora de vapor, se posibilita que una locomotora arrastre hasta tres vagones, algo impensable con la anterior tracción animal y que proporciona un mayor rendimiento por cada convoy al poder transportar mucha más gente por servicio. Esta composición tranviaria fue la que se llamó el Ravachol. Aquí hubo otra importante novedad, además de coche cerrado y coche imperial se añade un coche muy parecido a la jardinera, que fue rápidamente denominado por el público “perrera

Composición del Ravachol, la locomotora de vapor arrastra 
un coche cerrado, un imperial y una perrera. 
Foto ca. 1895, archivo Rafael Solaz.

¿Por qué se le llama perrera? Muy sencillo a partir de la puesta en marcha de la nueva línea al Grao, competencia de la anterior de SVT hubo una reestructuración de precios rebajándose los precios al Grao y playas, ambas compañías valoran el servicio Glorieta al Grao en 15ct en coche cerrado, en imperial 10ct y en el caso de CGT en 5ct menos para su casi jardinera, es decir una perra, de ahí viene la perrera. Así comenzó la guerra de precios entre las dos compañías tranviarias.

Se ve una perrera, seguida de una jardinera en un convoy eléctrico que se dirige al puerto y Cabañal desde pl. Tetuán por puente del Real. 
Postal de época.

Pese a todos los intentos de los distintos Ayuntamientos de Valencia para la retirada de las perreras por parte de CGT y luego de su heredera CTFV su uso se alargó hasta finales de los años veinte del pasado siglo. El problema era el uso a lo largo de todo el año, ya que en invierno un trayecto en perrera era más barato, pero la posibilidad de pulmonía era mayúscula y el riesgo de resfriados total.

Texto de Enrique Goñi Igual

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