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lunes, 19 de marzo de 2018

LA DESPERTÁ TRANVIARIA DE 1948

Convoy semejante al que citamos en el texto, en este caso utilizado por un equipo de fútbol. Foto Gadea.

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES TRANVIARIAS

Hoy, como último día de las fiestas falleras, es interesante recordar que hace muchos años en Valencia se celebró una despertá que jamás podrá repetirse.

Hoy podemos dar a luz este recuerdo gracias a que en 1973 se presentó bajo el lema Foc i Flama a los XC Jocs Florals de la Ciutat i Regne de València un trabajo sobre las Fallas y el Ferrocarril, premiado, en el que su autor Josep Lacreu Sena entre otras muchas cosas nos comenta la citada despertá.

Corría el año 1948 en el que hubo una comisión fallera, la Falla Ferroviario-Tranviaria, que podemos asegurar que fue extraordinaria, ya que estaba compuesta por un conjunto de trabajadores ligados a la actividad ferroviaria, tanto procedentes de la Compañía del Norte como del Central de Aragón, ya reunidos en RENFE y también, excepcionalmente, por trabajadores de la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia (CTFV) es decir personas ligadas a los trenets y también a los tranvías. Una comisión de vías férreas.

Junto a la Estación del Norte plantaron su falla titulada “Viajeros” que  fue realizada por Luis Dubón, familiar cercano al artista fallero del mismo apellido, y como era lógico dispararon sus castillos, realizaron sus pasacalles con su banda de música, despertaron a su vecindario, eran una falla más, pero en la mañana del día grande, el 19, día de San José, dieron la campanada, bueno la gran despertá.

Ese día festivo apareció por la calle de Xátiva a las ocho de la mañana, un convoy  formado por tres coches, conducido por los tranviarios de la Comisión. Un tranvía motor con dos remolques, uno de ellos una jardinera, de aquellos amarillos, que se llenaron de falleros ferroviarios, de sus músicos y de algunos pirotécnicos que inmediatamente comenzaron lo que se puede definir como la despertá más larga que haya tenido nunca Valencia, por su recorrido a lo largo de toda la ciudad por sus calles dotadas con vías de tranvía, pasando tanto por calles falleras, como también por zonas menos falleras, calles señoriales, sorprendidas por el espectáculo de ver como desde un tranvía se tiraban cohetes y trons de bac a diestro y siniestro. Creemos que realmente fue una muy grata y ruidosa sorpresa para el conjunto de aquella Valencia de la posguerra.

Debió ser un espectáculo para no olvidar, pero actualmente apenas algunos de los que vieron aquello lo podrían recordar. Hay que tener más de 75 años para poder tener memoria de aquel maravilloso, ruidoso e inimitable acontecimiento.

Texto de Enrique Goñi Igual.

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