domingo, 24 de diciembre de 2017

EL SÓTANO DEL MERCAT CENTRAL


Archivo Municipal

1935 Ca. - En los días previos a la Navidad de los años cincuenta no era este, precisamente, el aspecto que presentaba el sótano del Mercado Central que por lo que se observa en la foto no debía de hacer mucho tiempo de cuando su inauguración en 1928.

La década de los cincuenta se correspondió con los años de las estrecheces y las restricciones de luz, con los zapatos de media suela y los pantalones con remiendos, con los litines en la mesa y la zarza como refresco, mientras un vaso de Jumilla calentaba el cuerpo en la barra de un bar. El Rioja aún no había llegado a sus anaqueles, aunque el racionamiento había pasado al olvido, desaparecido en el año de 1952. 

Sin embargo, con la llegada de las fiestas navideñas y con ellas la noche de Nochebuena y la comida de Navidad, había que estirar de la manga al calor de la familia que se reunía con larga sobremesa afinando villancicos que siempre eran los mismos.

El suministro de gallinas y pavos vivos más algunas que otras viandas estaban gustosamente garantizados en los bajos del Mercado Central, donde también se ofrecían las zambombas y los “carrancs”.

Papadas y crestas rojas competían exultantes unas con otras ante los clientes que asistían con sus cestas de mimbres dispuestas para la mejor oferta a pesar de unos bolsillos que tanto en cuanto llegaba la Nochebuena estaban esquilmados.

Y pese a ello, aún había que hacer un aparte para las estrenas, en especial las de los padrinos a sus ahijados: una costumbre ya sin arraigo fustigada en su olvido. 

La cuesta de Enero presentaba sus primeros pasos.

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