jueves, 25 de febrero de 2016

EN TORNO AL BENICALAP DE 1950-1975 - LOS OFICIOS - I

Archivo de Bernardo Bernardo Cano (1965)

LOS OFICIOS - I 

En 1954 se colocó la cruz sobre la nueva torre campanario de la Iglesia de San Roque cuya plaza ante su fachada principal servía como centro de la vida social y recreativa de la barriada, en especial con motivo de sus populares fiestas a las que asistían las familias, o en ocasión de algún acto dominical que aglutinaba al vecindario. 

Con la lucidez del que sabe que las cosas y hechos que pasaron desaparecen con la memoria, cabe exponer aquello que fue y formó parte en las vidas de quienes con más de 60 años vivieron en este barrio.

“Los oficios” estaban para cubrir las necesidades de una sociedad fundamentalmente agrícola. Carros, animales, aperos, arreglos de casas, necesidades de artículos de hierro… Un largo etc que el olvido ha arrinconado en el baúl del tiempo. Adjunto recuerdos, más bien  añoranzas, que servirán para contemplar cómo fue nuestra vida en la niñez y adolescencia, la mayor de las veces ya tan lejana de nuestra actual vida.

EL CADIRER I El GRANERER

Era gente que venía de fuera del barrio. Generalmente del Horta Sur sobre todo de Torrent. Se les oía con fuerza vocear ¡El cadirer!..., y volvían a repetir ¡El cadirer!… Traía en un gran fajo hojas de enea recogidas y secas que servían para reparar asientos de las sillas de madera. Con un cortador curvado, el remojo de las cintas y la habilidad del artesano, en poco tiempo remataba el trabajo. Cuando se querían hacer los asientos de cordel, el mismo cadirer comenzaba formando la base y creando diferentes dibujos que completaba artísticamente.

Igualmente el "granerer" voceaba ofreciendo sustituir la palma gastada por una nueva que en pocos minutos tendría disponible. Disponía la caña para formar la escoba, repletaba la palma y con un cordel la circunvalaba. Una escoba firme y consistente para usar por un buen tiempo, eficaz y muy barata.


Los colchones en aquel tiempo estaban rellenos de lana. A través del tiempo había que orearlos y estirar sus mechones para que recobraran su textura. Era frecuente, sobre todo en el verano, ver en la entrada de las plantas bajas al Sr. Paco que las vareaba con un artilugio especial que en sus manos obraba maravillas. Después volvía a meter la lana en la tela del colchón, cosía y ribeteaba, y según cuentan y ya con el como nuevo “matalaf”, se dormía “de allí al cel”. Recuerdo que con este trabajo complementaba al de bombero. Era frecuente que cuando el turno lo permitía se hacía un segundo trabajo: el tan recurrido pluriempleo de aquellos años.

EL PERSIANER

El taller estuvo en la calle Plátanos. Juán, el propietario, había evolucionado de vender carbón y petróleo a confeccionar y arreglar persianas. Era un punto de referencia de todo el barrio.

EL LLANTERNER

Regentada por los Hermanos Pastor además de atender la demanda de fontanería, abastecía a los cazadores de cartuchos, perdigones y armas para la caza.

EL BARQUILLER

Un oficio cuyos productos redondos en forma de tubo o de plancha doble, abastecían las paraetas y se ofrecían en pequeñas cestas al público en los cines. En el Boston y Rosaleda, el  chico del bar pasaba en los momentos de descanso de la película entre el público vendiendo barquillos, caramelos, cervezas, Fanta naranja, Fanta limón… Se fabricaban en la Avenida de Burjasot, al lado de la pellería de los Donderis.



Carretera "Barracas de LLuna" - Foto de Eduardo Donderis

En la foto de 1965 vemos con una vista tomada desde la antigua carretera de las "Barracas de Lluna" (actual calle Verbena) el paredón del huerto de "la Retora" (actual calle del Periodista Gil Sumbiela) con el fondo de la Iglesia de San Roque como recuerdo de una foto familiar.

Texto y foto de Eduardo Donderis Folgado

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