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sábado, 30 de enero de 2016

EL ASESINATO DE MARIANO ASER


En plena guerra cantonal el 3 de agosto de 1873 fue un día aciago para Valencia. Comenzó la jornada con el disparo de una bomba que si hasta días anteriores se habían reducido a la zona de las Torres de Cuarte, el fuego de artillería se extendió rápidamente por la ciudad de la que habían huido muchas de sus familias, quedando Valencia muy dañada por las granadas y munición de los cañones Krupp, emplazados en las torres de Cuarte y Serranos y frente al presidio de San Agustin, produciendo gran estruendo. Una de las bombas cayó en la plaza de la Virgen, lo que motivó la salida de los fieles congregados en la Basílica con gran precipitación, al tiempo que el poblado de Campanar se vio sitiado por las tropas del brigadier Villacampa.

El comportamiento de los insurrectos tuvo su peor episodio por el asesinato de Mariano Aser, una de las personas más influyentes del partido federal. Concejal del Ayuntamiento y capitán de la "compañía de tiradores veteranos", se vio involucrado aquel día en el incumplimiento de una comunicación de la Comisión de Guerra que ordenaba se ubicaran en lugar diferente al que les era habitual, junto al Banco de España. Por ello, veinticuatro de los tiradores aceptaron la instrucción y se fueron al punto destinado que no era otro que la expuerta de San Vicente. Ante aquella escisión, Mariano Aser disolvió la compañía, dando libertad a sus integrantes para que adoptaran cada uno la decisión que les pareciera.

El concejal informó a la Junta de los hechos y emprendió el camino a su casa del Cabanyal. Pero aún en la calle del Mar, un grupo de voluntarios empezó a increparle por lo que entendían su huida, y ante el alboroto que se produjo sonaron unos disparos con el resultado de un muerto; Mariano Aser, herido de una balazo en la frente, fue conducido a la Ciudadela con la intención de curarle, mientras otra facción enfurecida pedía su muerte.

Y pese a que tuvo sus partidarios, los sres. LLuch y Masó que intentaron salvarle, pudieron más sus enemigos que atándole con una soga y ya en la Ciudadela, bajo el asta de la bandera, procedieron a fusilarle con seis tiros en la cabeza y por la espalda. 

Un vil asesinato el de Mariano Aser, a manos de los republicanos, después de haber dedicado gran parte de su actividad a favor de la República. La Cruz Roja intervino a favor del hijo del concejal, también detenido, decidido a morir junto a su padre. 

Los horrores del aquel día aumentaron en el anochecer, y a las veintitrés horas con el apagado del alumbrado público, continuó el bombardeo en una ciudad sumida en las tinieblas.

jueves, 28 de enero de 2016

EL MERCADO Y BLASCO IBÁÑEZ - LA VALENCIA LITERARIA


El 27 de enero de 1867, nació en Valencia nuestro escritor más universal, Vicente Blasco Ibáñez. Aunque en la partida de nacimiento del juzgado figura como fecha de nacimiento el día 29, según la información facilitada por su familia, fue el 27 de enero cuando nació en la calle Jabonería Nueva, esquina con la calle de los Ángeles —ambas desaparecidas— muy cerca de la Iglesia de los Santos Juanes, donde fue bautizado.





Sus padres, Don Gaspar y Doña Ramona eran aragoneses, como tantos emigrantes que llegaron, desde Teruel y Zaragoza, a la ciudad de Valencia a principios del siglo XIX, buscando trabajo en el comercio. Don Gaspar comenzó como aprendiz y siguió como dependiente en una de aquellas tantas tiendas de ultramarinos que proliferaban junto al Mercado. En 1866 contrajo matrimonio con Doña Ramona, quien ya vivía en Valencia, en la calle del Embajador Vich.

El padre de Vicente Blasco Ibáñez, con tesón y mucho esfuerzo, ahorró dinero para abrir su propio negocio en la citada calle Jabonería Nueva, donde también estableció su domicilio donde poco después nacería el escritor.

En aquellos años, Valencia era un centro comercial de gran importancia y los comerciantes se agrupaban en torno al Mercado (el Mercado Central que hoy conocemos, obra de los arquitectos Francesc Guàrdia i Vial y Alexandre Soler, se comenzó a construir años después, en 1914). Calles como el Carrer de le Mantes, Carrer d’Ercilla, la Plaza del Collado o el Carrer del Trench (de la cual guardo un especial recuerdo, ya que allí nació mi abuela, Rosalía Vila, en la pescadería que regentaba mi bisabuelo), eran el centro comercial de una ciudad en ebullición.

Blasco Ibáñez incluyó en sus libros numerosas referencias al barrio donde nació, incluso en Arroz y Tartana (1894) nos cuenta la conocida leyenda de los aragoneses que venían a Valencia a ofrecer a sus hijos a los comerciantes de la zona como “criadicos”, con la esperanza de que los convirtieran en hombres de provecho.

Texto de Mauro Guillén


Fuente: Vicente Blasco Ibáñez, de JL León Roca (Ed. Ayuntamiento de Valencia, 1997).
Fuente fotográfica: Fundación Blasco Ibáñez

miércoles, 27 de enero de 2016

martes, 26 de enero de 2016

CATÁSTROFE EN LA FERIA

1926 - La fotografía de Barberá Masip nos ilustra acerca del fatal desenlace de un suceso en la Feria de Navidad en la tarde de aquel 22 de enero que ocupó las páginas de la prensa local durante unos días, catalogado como "una catástrofe en la feria"

Una de las piezas del "carrusel volador" repleta de gente tras soltar sus enganches salió desprendida, aunque de forma lenta, sobre el público que en gran número asistía a las instalacionesn situadas  en las inmediaciones de la plaza de toros, donde en aquellos años se concentraba la feria navideña, causando la muerte de dos jovencitas de unos veinte años y un niño de once, con más de veinte heridos, algunos de ellos en estado muy grave.

Los accidentados fueron trasladados mediante automóviles, carros y cuantos medios tenían a mano para ser atendidos en el Hospital General y en la Casa de Socorros de Ruzafa, con algunas primeras curas en la farmacia del doctor Frigols situada en la Gran Vía. La causa más probable del infortunio según los ingenieros municipales fue "la abertura de uno de los ganchos destinados a sostener uno de los coches, en el que, según parece, iban acumuladas doce personas".

El juez instructor ordenó la detención del dueño del aparato ferial, del mecánico y de su ayudante. Los comerciantes acordaron cerrar las casetas para no abrirlas hasta después del entierro de las víctimas, al que decidieron asistir.

domingo, 24 de enero de 2016

LA INAUGURACIÓN DEL MERCADO CENTRAL



1928 - El 23 de enero, día de la onomástica de Alfonso XIII, dentro de los actos para la inauguración del Mercado Central, tuvo lugar una comida en su interior a la que asistieron 1.400 pobres, consistente en treinta y dos grandes paellas para las que se necesitaron 115 pollos, 50 kgs de marisco, 200 de arroz, 100 de guisantes y 30 docenas de alcachofas; productos que fueron adquiridos de una buena parte de la cantidad recaudada a los vendedores por el remate de los puestos, decisión tomada por iniciativa del alcalde.

D. Francisco Tormo, dueño del Hotel Palace, contribuyó con cuatro paellas más por si eran necesarias. La fruta corrió a cargo de los asentadores del mercado y los varones recibieron un cigarro puro donado por el Capitán General que había recibido el donativo de la Fábrica de Tabacos. 

Antes del reparto de la comida servida por unas señoritas, el Capitán General y el Gobernador Militar probaron la paella con grandes elogios. Acompañaba a la ración, media botella de vino Carrascal y una cajita de cartón que contenía un pastel de pescado,  un sándwich de mortadela y un dulce de batata.

Al acto asistieron concejales del Ayuntamiento e invitados, entre quienes se encontraban señoras de la alta sociedad.

Finalizada la comida, los comensales, como recuerdo del acto, se llevaron el plato, la cuchara y el vaso, con muchos aplausos al alcalde, el Sr. Marqués de Sotelo.

Posteriormente, el 15 de marzo se inauguró la venta al público una vez subastados los novecientos puestos que componían el nuevo Mercado Central.

viernes, 22 de enero de 2016

UNA LÁPIDA A SAN VICENTE MARTIR

(Con mi agradecimiento a Salvador Raga de Via Vicentius)

Tal día como hoy se celebra la festividad de San Vicente Mártir como patrón de la ciudad, “de las cruces hacia adentro”, tal y como se venía indicando con mayor énfasis hasta no hace muchos años.

Día en homenaje al Mártir que fuera diacono del Obispo Valero, de Zaragoza, martirizado en nuestra ciudad cuando el cristianismo aún no era la doctrina oficial de Roma a principios del siglo IV.

Con su nombre se conoce la calle más larga de Valencia que nace en la plaza de la Reina y se pierde en su dirección sur huyendo por el Camino Real de Madrid.

Y en su día de la festividad,  un 22 de enero de 1959, se descubrió una lápida en la misma esquina de su inicio de la mano del alcalde Sr. Rincón de Arellano, tal y como vemos en la foto, sobre un estrado al que concurrieron las autoridades, placa esculpida por las manos del escultor valenciano José Estellés -quien destacó por su obra en el campo de la imaginería religiosa- que en la actualidad permanece en el mismo lugar.

miércoles, 20 de enero de 2016

EL CONVENTO DE BELÉN



El convento de Belén estaba en la calle Guillem de Castro en el actual bloque urbano situado entre las calles Gandia y Cuenca. Construido en 1673 bajo la custodia de monjas dominicas, había superado la tensión desamortizadora del XIX y se mantuvo abierto al culto hasta sus últimos años, para ser derribado poco despues en 1936.

En su sección de “Tradiciones Valencianas”, el Diario de Valencia nos habla de que en su interior se veneraba la imagen del "Santísimo Cristo de la Protección contra la Peste", y que en ocasión de una epidemia fue sacada al exterior del templo para implorar la misericordia de Dios, con tal efecto, que se logró el propósito. 

Hubo entonces quienes a través de una pequeña puerta que existía en la muralla, cerca del Hospital, llamada de los Inocentes, tuvieron la ocurrencia de introducir la imagen en las calles de la ciudad, por lo que se dispusieron en procesión una vez habian traspasado la tapia del convento. Sin embargo no consiguieron su deseo pues algo extraño les impedía avanzar los pasos. Y aunque cambiaron en repetidas ocasiones los hombres que la portaban, ante su imposibilidad, desistieron de su empeño.

Ante aquel hecho, se edificó una capilla donde colocaron la imagen, siendo un lugar de encuentro en los días festivos por la tarde. Allí se reunían los devotos al rezo del Rosario en sufragio de las almas de los desamparados y ajusticiados, cantando gozos al Santísimo Cristo.

Ya derribadas las murallas se quiso trasladar de sitio la capilla y cuando ya estaba todo dispuesto, el domingo 7 de abril de 1889, se presentó un concejal del Ayuntamiento para hacer saber que en la sesión del día anterior se había dispuesto la entrega de la imagen al Convento de Belén. Llevada a efecto la orden, el Santísimo fue recibido con volteos de campanas y el canto del Te Deum por la Comunidad. Ante el deterioro que presentaba la imagen, fue restaurada por un devoto pintor para colocarla finalmente en el comulgatorio de la iglesia.

Lo realmente anecdótico es que no se recordaba su invocación, “y echaron suertes y salió: “Santísimo Cristo de la Protección contra la Peste. Así van los devotos a venerarle rezando todos los días festivos el santísimo Rosario, cual lo verificaban antes”.

lunes, 18 de enero de 2016

EL CUERPO DE BOMBEROS


Las exhibiciones del Cuerpo de Bomberos cara al público siempre causaban sensación. Eran muy frecuentes a finales del siglo XIX por la incorporación de las nuevas "tecnologías", pues contar con equipos modernos y de gran eficacia era todo un honor para la corporación municipal.

Al mismo tiempo se aprovechaba la presencia de ilustres personalidades de la capital, como sucedió a principios de 1902 con la visita del Ministro de Instrucción Pública, Conde Romanones, a quien se le ofreció una demostración consistente en el montaje de la "escala Porta" y funcionamiento de motores, acompañado por el Presidente de la Comisión de Bomberos, Sr. Navarro Reverter.

El lugar idóneo para estas actuaciones era el Paseo de la Alameda, recurriendo en alguna ocasión a la dársena del puerto en su orientación hacia el Faro.

La foto de finales del siglo XIX es un fiel documento de la expectación por estas exhibiciones, en esta ocasión ante la Fuente de las Cuatro Estaciones del paseo de la Alameda.

sábado, 16 de enero de 2016

J. LLOPIS, EL FOTÓGRAFO DE LA CALLE LAS BARCAS

Archivo de Rafael Solaz

1925 - La calle de las Barcas, de siempre, ha tenido poderío; incluso cuando la brea de los calafates besaba sus fachadas. En su amplio y corto trayecto se han ubicado toda suerte de tiendas, fondas, teatros (hasta tres coincidieron en ella en los años que nos ocupan) bancos y cafés. No podía faltar el lugar donde acudir en familia para un posado fotográfico destinado a ocupar una página del álbum familiar.

"FOTOGRAFÍA J. LLOPIS", figuraba en el portal del número 5, frente al Hotel Reina Vitoria. En el año de la foto del archivo de Rafael Solaz, la de un par de niños tan en boga siempre, el fotógrafo J. Llopis llevaba quince años de gran éxito con un laborado progreso artístico que causaba envidia entre la competencia. Conseguía el mejor posado para la población infantil que acudía a su estudio, aunque no por ello olvidaba otros trabajos artísticos, ampliaciones, así como en el exterior, allá donde fuere requerido para cualquier servicio.

Lograba una gran originalidad en los retratos de primera comunión. Conseguía fondos de silueta de gran modernidad, al igual que el tratamiento del color, "la gran especialidad de la casa". Acompañaba sus trabajos con bustos que aportaban arte a la fotografía. Distinción en suma.

Dotaba a su gabinete de las máquinas y materiales más modernos, con un suntuoso mobiliario de diferentes estilos entre los que destacaba el Renacimiento.

José Llopis Sala ofrecía garantía de calidad y su estudio de la calle Barcas número 5 era muy frecuentado por la sociedad valenciana, orgullosa de su retrato, una vez se despedía satisfecha de aquel portal.

jueves, 14 de enero de 2016

UN FESTEJO REGIONAL

Archivo Municipal - Calle Alcoy

1926 - En ambiente de “Fiestas de Mayo”, tal y como indicaba el periódico El Pueblo, el 14 de ese mes tuvo lugar un homenaje a diversas ciudades de la región, consistente en la inauguración de las respectivas placas situadas en las nuevas calles de Alicante, Castellón, Alcoy y Segorbe, en una apiñada zona sita en los antiguos solares de la Estación del Norte, en la que en sus correspondientes lugares se colocaron estrados antes unas sencillas lápidas cubiertas por tapices, obra de Pedro López, al efecto para tan singular festejo regional.

La comitiva salió del Ayuntamiento minutos después de las doce horas sobre unos carruajes ocupados por los concejales y secretarios de las localidades homenajeadas. La Senyera de Lo Rat Penat acompañaba al acto, presidido por el alcalde de Valencia, D. Luis Oliag, en unión de D. Julio Suárez,  alcalde de Alicante, el de Castellón  D. Salvador Guinot, el de Segorbe D. Pedro Moreno y el primer teniente alcalde de Alcoy D. Enrique Oltra, por encontrarse enfermo el titular. Cerraban el cortejo los maceros y la sección montada de la guardia municipal.

Foto de Las Provincias

En la calle Alicante, hasta ese momento conocida por la “prolongación de Gibraltar”, fue donde se abrió la primera placa ante el numeroso público que escuchaba a la banda “lo cant del valenciá”, con la lectura del acuerdo municipal por parte del secretario, de unas notas alusivas por el Sr. Oliag y un sentido discurso por parte del Alcalde de Alicante glosando la representatividad allí reunida, en unos actos que a forma similar se repitieron en los demás puntos fijados con loas a la región valenciana.

Ya de regreso al Ayuntamiento tuvo lugar una pequeña recepción en la que el alcalde, en nombre de Valencia, tras mostrar su satisfacción por tan emotivo homenaje, lanzó al final un entusiasta ¡Vivan los pueblos del reino de Valencia!

Las fotos corresponden al momento de la concentración en los estrados situados en la calle Alcoy y Alicante.

martes, 12 de enero de 2016

EL TRASLADO DEL MARQUÉS DE CAMPO


Fuente: José Huguet

Un 28 de diciembre de 1932 estaba previsto el inicio de las tareas necesarias para el desmontaje del monumento al Marqués de Campo frente al Ayuntamiento. El acto estaba preparado para las 12 del mediodía, al que el alcalde Sr. Lambies quería darle cierta solemnidad. El traslado a su nuevo destino de la plaza Cánovas del Castillo iba a coincidir, en el tiempo, con la inauguración del Mercado de Flores, subterráneo, llevada a cabo el 28 de enero de 1933. Las obras para la gran transformación de la plaza Emilio Castelar, según diseño del arquitecto Goerlich, llevaban un ritmo que más bien iba a ser lento, una vez habían comenzado cuando terminaba el año 1931.

El 7 de febrero de 1933 se procedió al inicio del traslado de las piedras para ser llevadas a su nuevo destino, pero en esta ocasión para ser colocadas sobre un pétreo basamento llamado a dar una mayor visualidad al conjunto monumental.

Ya en su nuevo destino, en el mes de septiembre, se suscitaron unas quejas por parte de los vecinos ante la falta de entrada en servicio de unas farolas que se habían instalado en la zona, a las que el alcalde atendió de inmediato. Igualmente, éste requirió al Director de Paseos, Sr. Peris, “para proceder a la poda de los árboles que la rodean, en forma de que sirvan de ornamentación al monumento”, según informaba La Correspondencia ante una denuncia que también había formulado el periódico El Pueblo.

En la foto se observa el monumento dispuesto para su traslado que lo sería piedra a piedra.

domingo, 10 de enero de 2016

PARTICIPACIÓN DE LOTERÍA CON TRENES


1975 -  La Ferroviaria haciendo honor a su denominación festiva, la oficial es Bailén-Xátiva, siempre ha insertado la imagen de un tren o de un tranvía como hermano pequeño en sus participaciones de lotería, incluso actualmente cuando la mayoría de comisiones, tanto si las papeletas son realizadas en imprentas como mediante ordenadores, sólo incluyen texto y publicidad de quien paga la impresión.

Sin embargo en 1975 La Ferroviaria hizo una excepción al poner como publicidad de Renfe, que entonces apoyaba a la falla, un dibujo de un tren de mercancías norteamericano del siglo XIX y la fachada de una hacienda.

Una participación de cuarenta pesetas cuya impresión en color realizó Gráficas Ronda de Valencia.

Texto de Esteban Gonzalo Rogel.

viernes, 8 de enero de 2016

LA NUEVA ALAMEDA


Archivo Rafael Solaz

1932 - La celosa gestión del alcalde D. Vicente Lambies era fiel al impulso reformador que en lo urbanístico y propugnado por Vicente Blasco Ibañez tanto necesitaba la ciudad. La austeridad en su gestión no significaba parón alguno a las urgentes obras en torno al paseo de la Alameda, sino todo lo contrario. 

Bajo la dirección del arquitecto municipal Francisco J. Goerlich fueron aquellos años treinta de gran actividad, lo que iba a significar un cambio radical en la zona, como importante y nuevo corazón viario en el que iban a confluir la Gran Vía Marqués del Turia con la Avenida del Puerto a través de un nuevo puente, y el Llano del Remedio con la avenida Jacinto de Benavente. Y como guinda a la zona, el nuevo proyecto para la Alameda que en su ampliación y a través de la avenida de Mariano Aser, se uniría con la Estación Central de Aragón.

Desaparecía con la ampliación de la Alameda un grupo de casas situado entre el nuevo puente y el del Mar, que pasaba a ser peatonal con la instalación de artísticas escaleras en una y otra parte del cauce.

Y como consecuencia y para ensanchar la zona, pasaban a propiedad municipal terrenos que hasta entonces pertenecían a la Compañía de Ferrocarriles habilitados como aparcamientos, y parte del parque de equitación que para esta finalidad venía utilizando el Ministerio de Guerra junto al muelle de mercancías. También se expropiaba el edificio "cocheras tranvías", necesario para la instalación de vías y planchas metálicas sobre el nuevo puente.

Vemos el proyecto de ampliación del Paseo de la Alameda que iba a embellecer la zona gracias a la decisión de la Alcaldía y a la laboriosidad de su Arquitecto Mayor, Sr. Goerlich, que a la sazón iba dejando su huella en el resto de la ciudad.

miércoles, 6 de enero de 2016

UN NUEVO CONVENTO EN EL ENSANCHE: EL DE LOS CAPUCHINOS


En 1912 había un solar en venta en la confluencia de las calles Cirilo Amorós y Conde Salvatierra. Fue adquirido por los Padres Capuchinos quienes desde el siglo anterior habían establecido su sede en diferentes calles de la ciudad: Alboraya, Samaniego, Valldigna  (en la actualidad Landerer) y Caballeros. El 11 de febrero, días después de su adquisición, se procedió a la colocación de la primera piedra para un nuevo convento que, en rápida construcción, hizo posible el establecimiento de los frailes en 1913. No sería hasta el año siguiente cuando se procedió a la bendición de la iglesia: un 19 de marzo en honor a su patrón, templo que pasaba a formar parte del Convento de San José de los Padres Capuchinos.

Aquel día la fiesta fue lucidísima con un sencillo acto ante el altar de estilo gótico bizantino al que se congregaron, a las diez en punto, la distinguida concurrencia. Tuvo lugar una misa cantada del maestro D. Salvador Giner, a cargo de "la capilla de música" entre quienes se distinguían los Sres. Taberner, Camarillas, Fuster, Pallardó, Soler, Faraón y otros, acompañados de armonium.

El acto se prolongó por la tarde con un Te Deum y reserva a cargo del señor Obispo de Equino, Rvdmo. P. Francisco de Orihuela, asistido por otros, cantándose, además, por los citados  músicos, el Trisagio del maestro Plasencia, junto a composiciones de otros autores de manera admirable.

El sermón fue del Provincial de la Orden, el M. Rvdo. P. Laureano de Masamagrell, quien en brillante oratoria, según el Diario de Valencia, hizo posible “que todos los oyentes estuvieron pendientes de sus labios por espacio de cinco cuartos de hora, sin darse la menor cuenta”. Con su elocuencia soberana los había “transportado a otras regiones más altas, donde el alma goza de contemplar tanta sublimidad y grandeza”. Esta fue la sensación de los asistentes entre quienes se encontraban el catedrático D. Manuel Polo Peyrolón y autoridades.

El nuevo centro capuchino quedaba inaugurado e informaba de ello la prensa local. Vemos una postal de unos años más tarde de aquella fiesta inaugural.

lunes, 4 de enero de 2016

EL GRAN HOTEL CONDAL


Archivo Rafael Solaz

1912 - El Gran Hotel Condal tenía su sitio en la calle San Vicente número 48, frente al Crédit Lyonnais. Sus habitaciones eran magníficas, espaciosas, ancladas en el confort y con lujosos muebles.

Un 17 de julio de este año fue inaugurado. Entre sus muchas pretensiones se reunía la de estar en línea con los mejores de su nivel, tanto de España como de las más grandes ciudades de Europa, en lenguaje de la época. 

En las horas del anochecer fue inaugurado con un excelente menú servido a las 20,45 horas por gentileza de su gerente, D. Angel Vicente Vázquez, con la asistencia de un buen número de invitados, quienes quedaron admirados al descubrir sus instalaciones.



El diario El Pueblo informaba que tras descorcharse el champagne, el alcalde accidental Sr. Banquells, amigo íntimo del dueño,  había alzado su copa con los mejores augurios para la prosperidad del establecimiento, ofreciéndose en lo que fuera de menester, abundando, finalmente, en sus felicitaciones tanto a la dirección del hotel como a los empleados, por la cordialidad mostrada hacia los asistentes en aquella grata velada festejada con glamour. 

sábado, 2 de enero de 2016

NUESTRA SEÑORA DE LA BUENA GUIA



1994 - Desde tiempos lejanos los pescadores tenían su iglesia situada en el barrio de su nombre, conocida como Iglesia de Nuestra Señora de la Bonavía adscrita a la Parroquia de San Andrés.

La iglesia en advocación a la Virgen también llamada Nuestra Sra. de la Buena Vía, que estaba situada en el interior del barrio, en la calle Común de Pescadores, así conocida en el nomenclátor de 1659, posteriormente de los Jurados, celebraba su fiesta especial el domingo de Quasimodo.

Quien no perdía ocasión para mencionarla era el periodista Luis Gil Sumbiela, quien en 1898, censurando uno de los proyectos para el puerto de Valencia, la alude entre otras citas; dice partiendo desde la Reconquista, que "...la Albufera llegaba a las mismas tapias de Ruzafa; que en el llamado barrio de Pescadores vivían los marineros, que celebraban sus fiestas en una iglesia llamada de Nuestra Señora de la Buena Guía, que hoy no existe..." lo que indica al resaltarla su importancia marinera.

Hace lo propio en 1910 ante el temor infundado de un terremoto que él limitaba a terrenos volcánicos y rocosos, lo que no era el caso de Valencía, pues está asentada, constataba, por un lecho de arena. Menciona en el pasado la ermita de la Buena Guía "donde los marineros oían misa cuando se embarcaban". Por lo visto, al ilustre periodista le resultaba entrañable.

Ya de antiguo existía en el Portal del Mar un retablo con la Virgen de la Bonavía, reparado en 1429 por el carpintero Jaime Roig y el pintor Pedro Travot, lo que ratifica la devoción marinera.

Ya superada la segunda mitad del siglo XX,  un antiguo chalet en la calle Eugenia Viñes del Cabanyal, fue acondicionado como iglesia, con entidad de Parroquia, en recuerdo de Nuestra Sra. de la Buena Guía, al que en su exterior se le añadió una espadaña, tal y como vemos en la foto de Paco Alcántara.