domingo, 1 de febrero de 2015

LA CUESTA DE ENERO

1930 Vendedor del mercado. Lugar desconocido. Ca. 1930

Archivo de Rafael Solaz

1930 Ca. – La cuesta de enero había dejado atrás su mayor desnivel, los bolsillos habían quedado escuálidos tras las fiestas navideñas y las pesadas curvas habían hecho añicos los riñones del vendedor que tras superar las dificultades, pedaleo tras pedaleo, observa entre dudas y quebrantos su puesto lleno de verduras sin que nadie les haga caso. Sabe los motivos. 

Cestas de mimbre y tablas de pino atiborradas de berzas y lechugas le hacen meditar en todo ello, mientras descansa sus fuerzas en el canto del banco. 

¿Qué vaticinará nuestro pensante amigo sobre el mes que comienza, sin cuestas ni aprietos?

El vendedor piensa en febrerillo el corto, ya en llano y con suave recorrido.  La experiencia de los años se lo dicta. Enero ha quedado atrás en la cuesta del olvido.

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