sábado, 21 de junio de 2014

EL MERCADILLO DE JERUSALÉN

1910 mercado jerusalen

1910 - Ha comenzado el día -apenas son las nueve de la mañana- en el “mercadillo de Jerusalén”, al igual que lo hace el ciclista sobre el adoquinado en su ruta al trabajo, con su pedalear tranquilo entre los tenderetes, cuyos mercaderes esperan la presencia vecinal como cualquier otro día. Un paraguas hace de sombrilla en la esquina de la calle Convento Jerusalén con la de la Paloma que, en su abertura, corta la sombra donde los apretados puestos del mercado se prolongan hasta la otra esquina donde la farola esperará la llegada de la noche. Aún no le había llegado la hora de su instalación en el centro de la plaza y un carro acude a descargar su mercancía. La Maquinista Valenciana muestra sus altos ventanales que darán luz a un interior en su fabril actividad. Faldas largas y pañuelos a la cabeza, seña de lo que fue una época que no volverá, mientras el límpido cielo de nuestra ciudad se mantiene, al igual que la manzana de casas con sus persianas fielmente enfrentadas al azote solar. Perfumes de salmueras y de tocino, de flores y de canela. Sones de cazuelas y ristras de ajos. Fajas y blusones esperan un nuevo dueño. Día de mercado a la espera del jornal.  

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