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jueves, 31 de octubre de 2013

LA EPIDEMIA DEL CÓLERA

Ferrán 1885

Colección Díaz Prósper

1885 - Durante el siglo XIX la provincia de Valencia sufrió hasta seis epidemias de cólera, siendo una de las más importantes la sucedida en 1885. Se atestigua que durante este año y la del anterior, cuyos primeros brotes se dieron en Alicante, unos 30.000 valencianos perdieron la vida. 

Fue en la ciudad de Valencia donde el cólera mostró su mayor virulencia, manifestada por la cantidad de muertes que a diario se producían cuya magnitud sobrepasaba la de ciento cincuenta en alguno de ellos. Se cree que la epidemia entró en la ciudad a través de un ferroviario procedente de Játiva, ciudad que sufría la lacra, al igual que otros pueblos de la provincia. 

Las autoridades dispusieron de todos los medios para combatir la epidemia recurriendo los servicios del Dr. Ferrán, quien había descubierto la vacuna contra la enfermedad aunque no exenta de cierta polémica, tanto en cuanto había quienes no creían en su eficacia, siendo incluso el Gobierno de la época quien impidió su utilización. 

La ciudad fue sitiada por el ejército para impedir la entrada y salida de la población, paralizándose la actividad exportadora. Finalmente la vacuna del Dr. Ferrán fue autorizada y a partir de Septiembre de 1885 la mortandad fue decreciendo hasta extinguirse dando fin a una epidemia que durante dos largos años había hecho acto de presencia en un buen número de poblaciones valencianas. 

Tuvieron que pasar muchos años para que al Dr. Ferrán se le reconociera sus méritos, cuando en 1907 la Academia de Ciencias de Paris le otorgó el premio Bréant.

miércoles, 30 de octubre de 2013

TARJETA DE VISITA

Tarjeta de visita. Foto de Valentín Plá. 1875_hacendado valenciano

Fuente – Rafael Solaz 

1875 - En la actualidad la tarjeta de visita suele utilizarse básicamente en la vida profesional. Consiste en un pequeño trozo de cartulina en el que figura el nombre y la dirección de quien la entrega, así como su actividad y puesto que ocupa en la empresa, que bien puede ser la propia o en referencia a la que presta su servicio. Fuera del ámbito laboral cada vez está más en desuso, aunque hay personas que les gusta poseer una tarjeta identificadora con su datos para ofrecérsela a sus amistades cuando la ocasión lo merece. 

Pero no siempre han ofrecido estas características. En el siglo XIX, limitado su uso a las personas de mayor relevancia social, a las clases más adineradas, se ofrecían mostrando una foto vistiendo sus mejores galas que habían sido realizadas en los estudios fotográficos siempre relevantes en aquellos decimonónicos años. 

Mientras que para la nueva burguesía necesitada de su presentación y por su elevado coste, la tarjeta de visita se limitaba a la constatación de su identidad sin acompañar foto alguna.

Vemos la que ofrecía un rico hacendado valenciano del siglo XIX, realizada en el gabinete del fotógrafo Valentín Pla con su “bastón de mando” y chistera, mientras descansa su otra mano sobre un pedestal con la pretensión de mostrar en su conjunto la señal de su alto porte y de su elevada distinción.

martes, 29 de octubre de 2013

MONUMENTO AL MARQUÉS DE CAMPO

marques de campo ca 1930

Ca. 1930 - Otra de las estatuas viajeras por la ciudad, la del Marqués de Campo, el gran prócer de Valencia que en la segunda mitad del siglo XIX se distinguió por hacer posible que a nuestra vida urbana se fuesen incorporando los grandes adelantos de la época, como lo fueron el ferrocarril y las conducciones de gas. 

Dedicado a sus actividades navieras con una importante flota, también ejerció en filantrópica acción el ejercicio de la caridad con la construcción de un asilo en favor de las clases más necesitadas. En homenaje a tan insigne personaje el Ayuntamiento de Valencia acordó erigir un monumento a instalar en la plaza Emilio Castelar frente al Ayuntamiento, obra de Mariano Benlliure. 

Pero aquella idea que surgió por acuerdo municipal de 1885, en especial por su obra benéfica, estuvo envuelta en una serie de vicisitudes que frenaron una culminación que no llegaría hasta pasar más de veinte largos años. Y no sería hasta el año 1908, finalizando el mes de marzo, cuando los cuatro grupos escultóricos que simbolizaban su dedicación completaron un monumento que ya se había instalado, parcialmente, frente a la Casa Consistorial en el año 1905, sin su basamento. Aunque en realidad no sería hasta principios del año 1911, cuando se completó todo el conjunto, con la instalación del grupo alusivo al "gas". Monumento al Marqués de Campo que nunca tuvo su oficial inauguración por parte del Ayuntamiento.  

Y durante todos aquellos años, venciendo diversidad de obstáculos, fueron colocándose sobre sus respectivos pedestales las cuatro estatuas que simbolizan su obra: el ferrocarril, la navegación, el gas y la caridad, rematándose en lo alto con la figura del Marqués junto a su hijo. 

En 1933 y con la transformación de la plaza, el monumento al Marqués de Campo fue trasladado a la Plaza Cánovas del Castillo donde en la actualidad permanece como recuerdo de uno de los personajes más importantes para la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX. 

Vemos la foto de unos años antes de su traslado situada frente al Ayuntamiento.

lunes, 28 de octubre de 2013

LA “GRUPA VALENCIANA”

Grupa valenciana. Ca. 1925

Fuente – Rafael Solaz 

Ca. 1925 - La ciudad de Valencia se hermana con la huerta a través de muchas representaciones siendo la más emblemática la “grupa valenciana”, tanto en cuanto en ocasión del cualquier acto festivo su pausado recorrido por las calles de la ciudad se produce en expresiva alegría. Pero la huerta desaparece y el campo cercano a la ciudad ya es tan pequeño como lo es la escasez de actos donde observar el paseo urbano de una pareja de valencianos sobre un caballo engalanado, salvo, afortunadamente, en alguna que otra ocasión con la pretensión de perpetuar tan antigua costumbre. En la huertana familia valenciana la existencia del caballo era imprescindible, siendo como una parte más de la misma al que se le atendía con todo mimo y cuidados. La aplicación del motor al campo lo ha reemplazado y la “grupa valenciana” se ha quedado en nuestras tradiciones pintada sobre un lienzo de Sorolla o en la vieja foto con huellas de añoranzas, tal y como la que observamos de los años veinte donde tanto la pareja de valencianos como el caballo, lucen orgullosos la representación más genuina de la unión de la huerta con la ciudad a la que asisten en la celebración de uno de sus festivos actos.

domingo, 27 de octubre de 2013

LA FERIA DE NAVIDAD EN LA ALAMEDA

feria de navidad años 50

(Con mi agradecimiento a Alberto Alós) 

Años 50 - Cuando se aproximaban las fiestas navideñas, el Paseo de la Alameda mutaba su piel y si en otro momento del año servía como ampliación de la Feria de Muestras Internacional, entre los meses de diciembre y enero se convertía en centro de ocio, de fiesta y de diversión. Un lateral servía para la instalación de las atracciones más diversas, tales como las de los autos de choque, las del látigo, las de la ola, las norias, las del tobogán, las casas de miedo, las que en su interior se mostraba a la mujer barbuda o las de atracciones diversas, siendo una de las que mayor impacto causaba ver desde unas gradas en lo alto a un osado motorizado cómo daba vueltas sin cesar en el interior de un cilindro conduciendo a toda marcha en sus verticales paredes. Y qué decir de las tómbolas en las que el jamón era el premio más preciado, tanto en cuanto era un manjar en compañía del pavo real, sin desmerecer a otros objetos domésticos o los juguetes para Reyes Magos cuando el Papá Noel era el gran desconocido. Y un largo etcétera de atracciones diversas que completaba el Paseo en el que entre una y otra atracción había siempre un hueco para el bufón, el mago, o el de la catapulta que a golpe de mazo daba premio a quien hiciera sonar un casco en lo alto.
Y en el otro lateral, una sucesión interminable de casetas de tiro con premios de todo tipo: desde el del vermut que se deslizaba por un canalillo, el de las pequeñas botellas de licores para coleccionistas, los de la obtención de puntos que daban ocasión a los aún mejores, el de la fotografía instantánea que se producía con el impacto del balín, así como los de tiros con arco, los de con dardo a mano y un sinfín de variantes, a cuyo reto, jóvenes y no tan jóvenes, padres y abuelos, afinando su puntería, disfrutaban de aquellas jornadas de las fiestas navideñas. Vemos en la foto de los años cincuenta el Paseo de la Alameda abarrotado de gente en busca de su atracción predilecta. Paseo que fue durante muchos años el lugar preferido para disfrutar de lo que en largo recorrido se ofrecía a sus visitantes.

sábado, 26 de octubre de 2013

COLEGIO DEL PILAR

Colegio del Pilar. Marzo 1965

Fuente – Rafael Solaz

1965 - El Colegio del Pilar, marianista, comenzó su andadura en Valencia en tiempos de la II República cuando no eran los mejores para la enseñanza religiosa en España. En 1933 se instalaron en la Malvarrosa con muy poca actividad, hasta su traslado a la calle Conde Altea donde se dieron clases de primaria. Durante la guerra civil cesó en su cometido y a su término, se reanudaron las clases en un palacio de la calle de Caballeros, mientras que la segunda enseñanza se procuraba en un edificio de la calle Palau 14. Y así hasta el año 1945 que se unificaron con la adquisición del viejo Colegio de Loreto de la plaza Conde de Carlet. Y como aquellas instalaciones se iban quedando pequeñas, se adquirieron unos terrenos en el paseo de Valencia al Mar donde establecieron su sede definitiva que fue inaugurada en el curso de 1957, unos días antes de la trágica riada que convirtió al colegio en una isla rodeada de inundados campos. La huerta fue desapareciendo por la expansión urbana, así como el ferrocarril que desde la Estación de Aragón estiraba su red ferroviaria junto al Colegio. Vemos en la foto de 1965 cómo nuevos edificios se construyen alrededor, así como la permanencia de algunas alquerías con sus huertas y las vías del tren en su proximidad cuando aún estaban en servicio.

viernes, 25 de octubre de 2013

LAS CUCAÑAS

cucañas ca 1965

(Con mi agradecimiento a Miguel Safont)

Ca. 1965 - Hasta avanzados los años sesenta en las fiestas de los barrios de nuestra ciudad era una costumbre muy arraigada fijar en su agenda de actos el de las “cucañas”. 

Acto popular y entrañable, siempre al aire libre, que se correspondía con la celebración de diversas actuaciones entre la chiquillería vecinal. Como era la carrera de sacos de arpillera que obligaba a los participantes avanzar dando saltos. O la carrera por parejas, que atados por sus pies, trataban de llegar primeros a la meta. O trepar por un poste impregnado de grasa para ver quién alcanzaba su alto donde le esperaba el premio deseado. Y entre otros actos el más esperado era el del “perol trencat” que consistía en anudar un puchero de barro a una cuerda que pasada por una polea fijada a otra cuerda en perpendicular, subía y bajaba mientras giraba según las indicaciones de quien lo guiaba para evitar al chavalillo con los ojos cegados por un pañuelo y un bastón en las manos el que logrará darle lleno para hacerlo en “mil pedazos”. Lo que no sabía al lograr su objetivo era lo que saldría de su interior cayendo sobre su cabeza, que bien podía ser un puñado de golosinas, agua sobre su cuerpo o cualquier otra sorpresa que causaba risa y diversión a los vecinos expectantes. 

Vemos en la foto de un día de fallas cómo un rapaz fallero trata de golpear el puchero, que en esta ocasión y desde una escalera, quien arbitra el juego, sube y baja la cuerda que sujeta al “perol”, cuyo final será el del bastonazo certero que lo convertirá en “trencat”. Juegos de calle que desaparecen de nuestras vidas como tantas otras cosas.

jueves, 24 de octubre de 2013

CASA CONEJOS

Casa Conejos. 1930, calle de San Vicente, 4

Fuente – Rafael Solaz 

1930 - La muy popular Casa Conejos de la calle San Vicente 4, ha sido uno de los muchos entrañables establecimientos que no ha podido resistir el paso del tiempo y con su recuerdo hace que resurjan en nuestra memoria páginas de nuestra juventud. 

A la importancia que tuvo tan emblemática tienda de sastrería y confección, se le une su pertenencia al siempre importante anecdotario de la ciudad, tanto en cuanto y al mismo tiempo que se instalaba la luz eléctrica en la ciudad, fue, a modo de celebración, el primer comercio que ofreció a su clientela la luz de sus radiantes bombillas, por lo que causó tan gran impacto, que su escaparate fue centro de visita obligada del gran público, tanto de la ciudad como de sus afueras, que asombrado ante aquel “extraño brillo” disfrutaba como si de una fiesta fuera. 

Y esto sucedía en 1882, cuando el alumbrado en las calles lo era de gas, siendo en 1886 cuando su instalación se extendió por toda la ciudad.  La foto de 1930 nos muestra su aspecto ya con la luz eléctrica que con el cambio de siglo no era novedad, pero observando su interior y desde la perspectiva actual, ver que habían más empleados que clientes, gentilmente atendidos y sentados estos ante el mostrador para la compra de unos pañuelos, toallas o algodones, nos produce tanto impacto como el que causó a quienes por vez primera y en sus “paseos por escaparates” descubrieron un nuevo resplandor: el de la luz eléctrica.

miércoles, 23 de octubre de 2013

LOS SERENOS


Años 30 - Foto de Enrique Desfilis

Ca. 1930 - Joaquín Manuel Fos (1730-1789) fue un importante industrial sedero, natural de Valencia, que siendo alcalde de barrio creó en 1777 el cuerpo de vigilantes nocturnos, los conocidos como “serenos”, actividad que fue en nuestra ciudad donde por primera vez se ejercía en España. 

La idea fue tan bien acogida que pronto otras ciudades españoles fueron incorporándola en beneficio de los vecinos.

Una de sus tareas en la noche era la de anunciar las horas junto el estado del tiempo y como en nuestra ciudad la bondad climatológica imperaba en todo el año, lo habitual era alzar la voz al grito de “las tres y sereno”, por lo que ésta fue la razón de su popular denominación. Igualmente se encargaban de la asistencia a los vecinos necesitados, así como evitar la acción de los infractores de la ley. 

Sus estrategias consistían en lanzarse avisos mediante los silbatos que portaban a la vista del presunto malhechor, al igual que un chuzo en su defensa. Estuvieron en servicio hasta la segunda mitad del siglo XX en una actividad que ya se había visto reducida en abrir los portales de los vecinos que mediante palmadas requerían de su atención. 

Actuaban por distritos y en cada uno de ellos tenían su lugar de concentración para iniciar su trabajo nocturno. Su retribución económica consistía en la voluntad de los vecinos. Vemos en la foto de los años treinta un grupo de serenos junto a la Casa de Socorro de la calle de Colón.

martes, 22 de octubre de 2013

CASA DE LAS ROCAS

 Archivo Municipal 

Años 30 - Junto a los diversos actos con motivo de la festividad del Corpus cuyo evento más importante es la vespertina procesión en honor a la Custodia que sale de la Catedral, uno de los que causan mayor impacto popular es el previo desfile de la Rocas cuyo origen se remonta al siglo XV. 

Su nombre es debido a que desde su origen tenían la forma de peñascos, así como de mayor altura que las actuales, pero que una vez iniciado el siglo XX y debido a la existencia de las catenarias de los tranvías, tuvieron que rebajar su tamaño. Para su alojo y junto a las torres de Serranos se edificó en 1434 una casa que las albergara, al igual que otros elementos ornamentales de la procesión. 

Muy pronto se quedó pequeño el lugar conforme la misma iba adquiriendo más importancia, siendo por ello mayor el número de útiles que participaban en el acto procesional. Ello obligó a la construcción de un nuevo edificio para su albergue y con tal fin y junto a la próxima zona de Roteros, los Jurados iniciaron la construcción de un nuevo edificio conocido como “Casa de las Rocas” que fue inaugurado en 1448, llegando hasta nuestros días. 

En él y junto a la Rocas se guardan “els nanos y gegants”, así como otros simbólicos elementos que participan en la procesión del Corpus. Por su elevado número de componentes y ajustada superficie del local, ver cómo salen y entran del mismo, es contemplar toda una exhibición de disciplinada precisión para que no resulten dañadas tan ancestrales Rocas. 

Vemos en la foto de los años treinta el aspecto que ofrecía tan antiquísima casa, en la actualidad convertida en Casa Museo tras su restauración y ampliación por edificios colindantes desde el año 2006.

lunes, 21 de octubre de 2013

LAS TORRES DE QUART

Torres de Quart. 1863

Fuente – Rafael Solaz

1863 - La muralla cristiana que protegía a la ciudad de Valencia fue construida a partir de 1356 por la “Fábrica de Murs i Valls” bajo el reinado de Pedro el Ceremonioso, siendo destruida a partir de 1865 a instancias de Cirilo Amorós, Gobernador Civil de Valencia, debido a la crisis de la seda que produjo en la ciudad un elevado número de parados y con la aprobación de la Reina Isabel II debido a que su permanencia la consideraba innecesaria. Tras su derribo, se creó la primera ronda que circulaba a la ciudad,  a la que con el paso de los años se han ido sumando otras. Para comunicar aquel cerco amurallado con la huerta valenciana, sus poblados cercanos y arrabales, existían trece puertas. Cuatro de ellas tenían la consideración de “portals grands" y nueve la de “portals chics”. Las Torres de Quart eran una de aquellas cuatro grandes puertas que fue construida en el siglo XV bajo la dirección de los “mestres en el noble art de la pedra” Francisco Baldomar y Pere Compte, quienes necesitaron de veinte largos años para terminación. Debe su nombre a ser el camino hacia el poblado de Quart de Poblet y a la sazón punto de entrada de los caminos provenientes de Castilla en su dirección oeste. Torres de Quart que resistieron la fuerza invasora de los franceses en 1808 a las órdenes del General Moncey cuyas huellas de la artillería enemiga perduran en sus paredes. Por su condición de cárcel y junto a las Torres de Serranos, son los únicos vestigios que permanecen de aquella muralla cristiana del siglo XIV. La foto de 1863 nos muestra su aspecto cuando aún permanecía el cerco de la ciudad que, lamentablemente, las ceñidas casas del exterior nos impide su contemplación.

domingo, 20 de octubre de 2013

BARBEROS EN EL PUENTE DE SERRANOS

barberos en puerta de serranos 1888

Colección Díaz Prósper

1888 - Ante las Torres de Serranos el puente del mismo nombre significaba el lugar de entrada a la ciudad, tanto para quienes acudían a la ciudad desde la serranía, como para los vecinos de los arrabales más próximos. Pasado el puente, una rampa de piedra (aún existe) era de utilidad para bajar en suave y larga inclinación al cauce del Turia, aunque en su inicio servía para otros fines. 

Resultaba ser el lugar de concentración de los barberos atentos a la llegada de su respectiva clientela que requería de sus servicios. Presenciar aquellos cortes de pelo y afeitados al aire libre era una forma de pasar el tiempo para el ocioso vecino, así como para los jóvenes lampiños anhelosos de convertirse en hombrecitos. 

Sobre los pretiles y barandas los barberos depositaban sus útiles, entre los que no faltaba un pequeño cuenco con nueces de diferentes calibres que servían para asegurar el afeitado a los más famélicos de sus clientes; al introducir el fruto del nogal en su boca, estirando de esta forma su mejilla, con esta guisa se impedía el corte facial.

Observamos en esta foto sobre la baranda izquierda un pequeño cuenco que seguramente debía de albergar algunas de ellas, mientras los jóvenes contemplan la escena y una mujer, atenta a los barberos, tranquilamente sentada, espera a que el familiar se despida del barbero.

sábado, 19 de octubre de 2013

LA BUÑOLERA

Buñolera en la calle Ruzafa 1925

Fuente – Rafael Solaz 

1925 - En la fiesta de las fallas quien ocupa el lugar principal es el monumento de arte e ingenio destinado al fuego purificador que nos induce a liberarnos de aquello que ha sido motivo de crítica acaecido en los doce últimos meses del año, no exenta del toque satírico que el artista fallero crea con sus manos manifestada en la figura del “ninot”. Fiesta a la que hay que añadir muy unida el “entrañable” para los valencianos aroma de la pólvora junto al estruendo de sus “mascletás” y la belleza de sus castillos de fuegos artificiales que con sus palmeras iluminan la noche. Pero hay algo más que durante tan festivos días y con su presencia sobre las aceras, da su peculiar toque gastronómico como refuerzo a las energías perdidas por el largo caminar por las calles de la ciudad: la chocolatera y sus buñuelos. 

Moja sus dedos en el agua de un cuenco, los introduce en el barreño de arcilla repleto de masa y de su interior coge un pellizco para dejarlo caer sobre el abundante y caliente aceite, no sin antes y con las gracia innata de la buñolera, haber introducido su dedo gordo antes de soltarlo con la necesaria maestría para que a su vuelta a la superficie, flote con su agujero central hasta freírse; del que se servirá para que con un palo largo de madera darles la vuelta hasta alcanzar su punto deseado. ¿Qué mejor que el buñuelo para acompañar al tazón de chocolate para reponer la fuerzas? Al tiempo que sus aromas se desprenden por la calle colaborando con su presencia a enriquecer la fiesta valenciana por excelencia, la de las fallas. Todo un espectáculo, que si no lo es de ingenio, sí lo es de arte y gracia que surge de las manos de la experta chocolatera, tal y como nos muestra la foto que si es el centro de la misma, también lo forma el grupo de gente que acude a su disfrute en la popular calle de Ruzafa.

viernes, 18 de octubre de 2013

EL ALMUDÍN

Archivo Municipal

Ca. 1950 - La palabra almudín es originaria del árabe, almud, la unidad de granos que se utilizaba para su actividad mercantil. Y el edificio que lleva su nombre fue el más importante de la ciudad para este cometido. 

Con anterioridad a su construcción existieron otros de los que se tienen constancia, aunque de menor entidad, como el emplazado junto a la Catedral cuando era Mezquita en época musulmana. 

El que en la actualidad se utiliza como Sala de Exposiciones, fue de propiedad Real cuando su construcción en el siglo XIV, con posteriores ampliaciones durante el XV en las que intervinieron los más importantes maestros de obra del momento, siendo los más relevantes Francesc Baldomar y Pere Compte, cuando ya había pasado el almacén de granos a depender de los Jurados de la Casa de la Ciudad para su mejor distribución a la población. 

Durante los siglos XVI y XVII y en sus cuidados, fue embellecido su interior con pinturas en sus paredes que simbolizan todo lo relacionado con el trigo y a la sazón con los Gremios, así como una rica imaginaría religiosa. 

A principio del siglo XX se convirtió en el Museo Paleontológico de la ciudad, actividad a la que se dedicó durante más de ochenta años con el aspecto que nos ofrece la foto de los años cincuenta. 

En los años noventa del pasado siglo se procedió a una esmerada restauración, pasando su uso a la presentación de exposiciones temporales, abriendo sus puertas a la plaza de San Luis Beltrán para darle mayor relieve.

jueves, 17 de octubre de 2013

MONUMENTO A CERVANTES

Monumento a Cervantes. Ca. 1915

Fuente – Rafael Solaz

Ca. 1915 - Otra de las estatuas viajeras en nuestra ciudad, la de D. Miguel de Cervantes Saavedra. Obra del escultor Mariano Benlliure, corresponde en homenaje al autor del Quijote mediante su fundición en bronce. 

Su base está configurada por cuatro libros de caballerías que tanto iban a influir en el protagonista del clásico libro del Siglo de Oro de la Lengua Española, el del Ingenioso Hidalgo y que a la sazón sirven de sustento al Caballero de la Triste Figura que a su vez, alza con sus manos a su creador. 

Sobre pedestal de piedra, fue inaugurada la estatua de bronce en la plaza del Picadero en el año 1909, no sin antes haber sido homenajeado el autor en su primera presentación, entonces en yeso, con motivo del tercer centenario de la aparición de tan universal libro. 

El 7 de mayo de 1905, aunque en esta ocasión ante el futuro Colegio Público Cervantes, lugar en el que se había pensado para su ubicación, aunque para ello tuvieron que pasar muchos años. 

Situada en la actual de Los Pinazo, hasta que en 1931 fue trasladado el monumento a los jardines de la calle de Guillem de Castro, donde estaba previsto. 

En la foto en torno a 1915 vemos el aspecto que ofrecía la plaza con una vista parcial de la existente entonces Iglesia de Santa Catalina de Siena y un grupo de mujeres que disfrutan del sol del mediodía mientras se observa el caminar tranquilo de otras dos personas.

miércoles, 16 de octubre de 2013

MERCADO DE CABALLOS, YEGUAS Y BURROS

mercado de ganado_años 20

Colección Díaz Prósper

Años 20 - El tramo del cauce del rio Turia en su ribera derecha entre el puente de Serranos y el de Trinidad y desde el año 1887 sirvió de mercado de caballerías y ganado durante todos los jueves del año. 

Al lugar acudían los tratantes con sus caballos, yeguas y burros donde se negociaba el precio del animal con quien acudía interesado en adquirir la especie que necesitaba. 

El mercado producía mucha expectación, toda vez que al igual que bajaban al cauce gente para escuchar de cerca cómo se acordaba el precio del animal deseado, también y desde el pretil de las Alameditas, como del alto de los puentes, se acomodaban los espectadores ociosos para presenciar el trajín del mercado con la bajada y subida de animales por la rampa de piedra anexa al puente de Serranos. 

El aspecto huertano de los interesados en la compraventa de animales con sus blusones negros y gorras, daba el toque adecuado a tan singular mercado que estuvo funcionado hasta avanzados los años cincuenta del siglo pasado.

martes, 15 de octubre de 2013

LOS TRANVÍAS EN LA CIUDAD

tranvias ca 1890.

Ca. 1890 - Las primeras líneas de tranvías en el interior de la ciudad de Valencia se inauguraron un 23 de junio de 1876 y con la misma fecha la que unían Valencia con Villanueva del Grao y el Cabañal, siendo todas ellas de tracción animal. En 1886 entró en funcionamiento la de circunvalación, igualmente tirada por caballos; un año antes lo había hecho la conocida como "diagonal", que unía Ruzafa con las Torres de Quart. 

Pasados unos años, en 1892, entró en funcionamiento un tranvía a vapor conocido como el Ravachol (recogiendo su nombre de un anarquista que se había hecho famosos por sus atentados) con las nuevas líneas que unían Valencia con el Grao, Tabernes Blanques y Masamagrell, aunque en estas dos últimas existían tramos con tracción de fuerza. 

En 1900 empezaron a funcionar los tranvías eléctricos hasta el Grao y el Cabanyal, al igual que hasta Masamagrell. En 1903 se incorpora a la red urbana la línea Valencia-Cementerio de tracción animal. Entre los años 1910 y 1925 se fueron electrificando las líneas en la ciudad, aunque en 1915 aún quedaban tres itinerarios con caballos: Ruzafa-Matadero, Ruzafa-Sagunto y el del Cementerio; línea ésta que fue la última de tracción animal. 

Con los años se fueron incorporando nuevas líneas en la ciudad con extensiones hacia los pueblos cercanos, hasta que  en 1970 abandonados los tranvías, entró en funcionamiento la nueva red de trolebuses. La foto nos muestra el aspecto que ofrecía un tranvía de fuerza que unía la ciudad con la zona marítima.

lunes, 14 de octubre de 2013

LA RIADA DE UN 14 DE OCTUBRE DE 1957.

riada 1957 solaz

Fuente - Rafael Solaz

1957 - Fue en este año cuando las aguas de un rio Turia embravecido desbordaron sus pretiles penetrando por la ciudad, siendo y con mucho, una de las más fuertes avenidas que padeció la capital valenciana. El mal que produjo fue como consecuencia de dos fuertes subidas de su caudal: la primera, en la medianoche del catorce de Octubre y apenas doce horas después, en la mediodía de un lunes, la inmediata, cuando el nivel de sus aguas fue elevándose deteriorando los puentes a su paso (causó un gran impacto ver que sólo los cinco puentes más antiguos construidos entre los siglos XV y XVII resistieron su empuje) e ir causando desolación y muerte en las zonas de nivel más bajo, inundando fábricas, comercios y viviendas, hasta la del primer piso, llegando a saber de su virulencia el centro de la ciudad cuyos sótanos se vieron inundados en perjuicio de lo que ellos se albergaba. Los barrios del Carmen y la zona del Marítimo fueron muy castigados y tuvieron que pasar muchos años para recuperar su ritmo normal en el devenir urbano. Durante unos días la ciudad de Valencia quedó desconectada del resto de España y en cuanto fue posible recibió el auxilio necesario para atender las primeras necesidades de la población. Ochenta y una personas perecieron en aquella riada que con seguridad hubieran sido muchas más si en la primera de las avenidas, la de la medianoche, se hubiese presentado con la misma furia embravecida de las de unas horas después. No fue a menos la fuerza de las aguas en esta ocasión, sino todo lo contrario; aunque afortunadamente a la luz del mediodía y con el aviso previo de la anterior, cuando pocas horas después en aquella tarde del 14 de Octubre de 1957 un cielo cerrado y oscuro se convirtió de inmediato en una noche de llanto y desolación. La foto nos muestra un aspecto del tranvia sumergido en las aguas ante la calle de Padre Huerfanos en la de Blanquerías.

domingo, 13 de octubre de 2013

125 ANIVERSARIO TREN DE LIRIA

aniversario tren de Liria_125
1888-2013 Corren el abuelo y el nieto por el antiguo Pont de Fusta crujiendo a su rápido caminar los tablones de su piso. Quedan pocos minutos para que salga el viejo tren de Liria. A las horas menos veinte minutos es su horario. Hacen un respiro en la fresca estancia de taquillas de billetes, donde dos largos bancos de roja madera franquean la estancia. Con el billete en la mano ven el tren formado para salir. Dos coches y un vagón de carga, un empalmat de descubiertos balconcillos y un zaragozano serán arrastrados por una Devis que en su lateral lleva la 54 como número de serie. El nieto elije la máquina para efectuar el viaje, porque puede ver desde su adelantada y elíptica ventana el frente de la vía. Largo pitido con señal de bandera recogida autoriza al tren su partida, el Jefe de la Estación. Con una fuerte tracción de inercia mueve el tren su caminar. Vallas del Asilo, paso a nivel de la calle San Juan de la Cruz, curva de talleres, Marchalenes está cerca, la primera de las estaciones con su playa de vías de su antiguo pasado. Calles de Benicalap, paso a nivel, el nieto pregunta al abuelo, ¿Y ese olor a madera?, estarán cociendo cerámica en la Ceramo, le responde. Gran entrada morisca. Sigue el tren su andadura, casas y calles, empieza la huerta, ya se respira de otra manera. Benimamet, empiezan a verse viejos chalets, abuelo ¿Chalets aquí?, si era lugar de veraneo, y Las Carolinas y sus cuevas, el nieto no entendía muy bien, ¿Aquí vive gente, bajo tierra? pregunta el niño. Disminuye el tren su marcha, el colegio de La Salle, que nombre tan raro abuelo, yo solo sé de Escuelas Pías y Jesuitas. Campamento de Paterna: bajan soldados del tren y otros esperan en la estación, todos con su borlado gorro. ¿Abuelo qué plantas con hojas tan grandes? Es tabaco para hacer cigarros; a lo lejos el pintado poste a franjas negras y blancas del aeropuerto de Manises, ¿Abuelo aquello? para que lo vean los aviones y sepan donde aterrizar. 

Y Paterna donde el tren hace cruce con el baja. Sonido de campana, ¡tan!... tan !tan! el tren mueve. Le espera el fuerte repechón hasta la Cañada, aquí el perfil del trazado cambia. Una suave brisa mezclada con el olor de las maduras algarrobas, de cientos de esos árboles, jalonan un buen trozo del viaje. La velocidad baja, los motores al máximo, el nieto expectante, una mujer comenta, ¿Podrá el tren?, no lo dice sin razón, las restricciones eléctricas todavía perduran. Abuelo, ¿Cuándo llegamos? Lo primero que se ve es El Paraíso, ¿El Paraiso abuelo? el niño está confundido, -es un chalet- y también un depósito de agua; se encajona el tren en el terreno, Villa Carmen, Mis Hijos, Mis Nietos, Villa… fachadas de trencadis, suelos de trozos de mármol, chalets con tejados a cuatro aguas… 

Empieza a frenar el tren, La Cañada. Gente en la estación, la vía muerta de vías con vagones cargados de material de construcción. Ruido del transformador de la estación, Casa Pascual, la cantina. Bajan el abuelo y el nieto. El tren parte hacia su destino, su último balconcillo se pierde en lontananza entre pinos. El nieto no comprende a donde se va el tren, hay un más allá. ¿Dónde se va, abuelo? va a Liria, responde el abuelo cruzando ya las vías por las viejas traviesas de madera. Perdurará nuestras vivencias de aquel tren, que era ¡otra cosa! 

¡Hasta El Paraíso se veía! ¡Feliz cumpleaños! 
Texto: Germán Gómez.



sábado, 12 de octubre de 2013

JOSÉ DE RIBERA

Pintor ribera CA 1910

Ca. 1910 - El monumento dedicado al pintor José de Ribera se puede considerar como uno de los más viajeros de la ciudad, pues tres han sido sus emplazamientos. Independientemente de esta curiosidad, destaca por ser una de las esculturas más importantes de su autor, Mariano Benlliure, con la que obtuvo el primer premio en la Exposición Nacional de Madrid de 1887 cuando tenía veinticinco años, logrando el reconocimiento nacional para convertirse en uno de los mejores artistas en su género pese a su juventud. 

José de Ribera, nacido en Játiva en 1591, hizo su carrera artística en Italia, por lo que fue reconocido como “el Spagnoletto”. El monumento fue instalado frente al Palacio del Temple en el año 1888, para ser trasladado años después a la plaza de Emilio Castelar, siendo el 19 de noviembre de 1905 el día en el que fue colocado sobre el pedestal tal y como se observa en la foto. 

Finalmente, en febrero de 1931, fue nuevamente conducido hasta la plaza de Teodoro Llorente, muy próxima a su primera ubicación, donde en la actualidad se puede observar el realismo que impregnó el autor en su obra.

viernes, 11 de octubre de 2013

LA FUENTE DE LAS CUATRO ESTACIONES

fuente de los 4 estaciones _Coleccion diaz prosper 1888

Colección Díaz Prósper

1888 - No puede sorprendernos que en el siglo XIX, el del romanticismo, se extendiera en su influencia por los caminos del arte expresado en todas sus manifestaciones. Y aunque venía de antiguo que las fuentes formaran parte del entorno urbano, lo cierto es que en pleno siglo, una fundición francesa, “Les Fonderies du Val D’osne”, alcanzó un gran prestigio mundial testimoniado con la presencia de sus obras en las ciudades más importantes, tanto europeas como americanas. 

A lo que no estuvo ajena nuestra ciudad que hizo su encargo para emplazarla en el paseo más lúdico y bello de Valencia con gran semejanza a las de otros lugares. Se instaló justo en el principio de la Alameda en el año 1863 con el nombre de “Fuente de las Cuatro Estaciones”, lo que hace pensar que se refiriese a las cuatro épocas del año, cuando lo cierto es que su representación es la de personajes mitológicos griegos: Anfitrite, Poseidón, Acis y Galatea. 

Vemos en la foto de 1888 la belleza de su acabado en un marco incomparable, cual se manifiesta con el Palacio de Ripalda al fondo y una frondosa arboleda en el mismo instante que posa el encargado de mantener su limpieza.

jueves, 10 de octubre de 2013

NEVADAS EN VALENCIA

Nevada en Valencia, 1946.

Fuente – Rafael Solaz

1946 - Del refranero español: aquello de año de nieve, año de bienes. Pero de su verdad, sabe mejor la España del interior, de clima frio, que por los beneficios que aportan las nevadas hace que el agua se infiltre en la tierra aumentando al mismo tiempo el caudal de los ríos en beneficio de sus zonas más agrícolas. No sucede lo mismo en la huerta valenciana cuyos variados cultivos a lo largo del año son debido a la bondad de su clima, del que, sin embargo, en ocasión de las precipitaciones de granizo son entonces su mayor peligro. La nevada de cuya mayor antigüedad se tiene constancia en la ciudad de Valencia está documentada en 1543; pero pasando rápido las hojas del tiempo centrémonos en el anterior del siglo XX del que se conocen una veintena de nevadas que cuajaron en nuestras calles, siendo las más importantes las sucedidas en los años 1944, 1946, 1955 y 1960. Esta última, de mayor recuerdo, llegó a congelar los tres estanques existentes cima la tortada de Francisco J. Goerlich en la entonces Plaza del Caudillo. En el actual siglo, tenemos la constancia de seis de ellas, todas de menor intensidad, dejando blancas alfombras por escasas horas y no en toda la ciudad. Vemos en la foto de la nevada de enero de 1946 la acumulación de nieve que hizo posible el blanco y alegre muñeco ante el disfrute en su observancia de un grupo de amigos.

miércoles, 9 de octubre de 2013

PALAU DE LA GENERALITAT

Palau de la Generalitat Ca 1935

Ca. 1935 - Fue en el siglo XV cuando se inició su construcción. Obra que fue culminada en la segunda década del siguiente con la instalación de un torreón renacentista recayente a la actual Plaza de la Virgen. 

Su destino era el de ser la sede de la Diputación General del Reino de Valencia, función que desempeño hasta 1705, año de la derogación de los Fueros valencianos. Posteriormente tuvo otros destinos, como el de la Real Audiencia hasta las primeras décadas del siglo XX, continuando con el de la Diputación Provincial hasta el año 1982, cuando aprobado el Estatuto de Autonomía, la Generalitat Valenciana estableció en él su sede. 

A través de sus seis siglos de historia ha sido objeto de muchas remodelaciones, siendo la más importante la ampliación que se llevó a cabo a principios de los años cuarenta que culminó con la construcción del segundo torreón ante la Plaza de Manises en el año 1953, en cuyo aspecto exterior ha llegado hasta nuestros días. 

Vemos en la foto de los años treinta el aspecto que ofrecía antes de la ampliación citada.

martes, 8 de octubre de 2013

LES “COVETES DE SANT JOAN”

covetes de sant joan años 30

Fuente – Archivo Municipal del Ayuntamiento de Valencia

Años 30 - Hasta finales del siglo XVII en la parte trasera de la Iglesia de los Santos Juanes y frente a la Lonja predominaba el estilo gótico. 

Y de acuerdo con la implantación del barroco en los templos por la moda imperante, se decidió por su total transformación, aprovechando al mismo tiempo la ocasión para dar un mayor realce a la nueva fachada en razón al lugar frente al mercado, donde a la sazón se celebraban todo tipo de festejos, así como por ser un habitual punto de pasos procesionales.

Por tal motivo se acordó situar a pie de la nueva fachada barroca una tribuna de utilidad para observar en lugar preferente los actos que tanto lúdicos como civiles o religiosos se acostumbraban a celebrar. 

Bajo la tribuna se construyeron unas pequeñas covachas para dedicarlas a fines comerciales con el fin de que produjeran beneficios a la parroquia. La obra proyectada se inició en 1700 y en muy poco tiempo se consiguió el objetivo previsto, como se demuestra en el plano del Padre Tosca de 1704, donde aparecen las actualmente conocidas como “Covetes de Sant Joan”

Con las desamortizaciones del siglo XIX éstas pasaron a manos privadas, menos una de ellas que continuó como propiedad de la parroquia y hasta nuestros días. 

Durante muchos años mantuvieron su actividad comercial, basada fundamentalmente en la venta de productos de viejo a cargo de profesionales de oficios varios que también fabricaban y reparaban artículos desde los de calzado, de cerraduras y útiles de cocina hasta los más insospechados. 

La foto de los años treinta nos ofrecen una perspectiva de tan entrañable lugar.

lunes, 7 de octubre de 2013

EL HUERTO DE PONTONS

HUERTO DE PONTONS siglo XVII

1909 - D. Antonio Pontons Garcia, de origen humilde, fue Doctor en Sagrada Teología y Canónigo de la Catedral de Valencia en el siglo XVII. Dedicado a actividades mercantiles consiguió un buen patrimonio que puso al servicio de su apasionamiento por el renacimiento italiano que desembocó en el barroco. 

Hombre culto y de gusto exquisito contactó en Italia con el genovés Giacomo Antonio Ponzanelli enamorado de su arte, por lo que le encargó sucesivas esculturas. Entre sus encargos destacan las estatuas marmóreas de San Luis Beltrán y Santo Tomás de Villanueva para el puente de San José que costeó personalmente. Tras el ensanchamiento del mismo, las esculturas fueron trasladas al puente de la Trinidad donde actualmente figuran. 

Próximo a Patraix adquirió unos terrenos donde construyó una residencia de porte palaciego ante un extenso jardín que entre sus diferentes especies arbóreas y de las manos del escultor genovés lo adornó con bellas esculturas, como fueron la de Tritón, la de Neptuno, Venus, Diana, Apolo, Morfeo, entre otras. Su huerto estaba regado por la proximidad de la acequia de Favara y a su muerte donó su patrimonio al Cabildo valenciano. 

Partidario de Felipe V tuvo que huir de Valencia y su residencia fue utilizada con diferentes fines (como centro hospitalario militar, por los Cinco Gremios de Madrid y como fábrica de seda) hasta su degradación y desaparición. De la observancia de las estatuas del “Huerto de Pontons se puede disfrutar actualmente en diferentes zonas ajardinadas de la ciudad adquiridas por el Consistorio, como las instaladas en los Jardines del Real, el Parterre, la Glorieta (la fuente de Tritón, quizás su más relevante obra). Así como las citadas en el puente de la Trinidad. Igualmente en la Iglesia de los Santos Juanes con sus grupos escultóricos. 

El Huerto de Pontons es un bello recuerdo que alcanzó gran esplendor en su época y aunque prácticamente es un olvido, es todo un orgullo para la barriada de Patraix por ser el lugar de su emplazamiento por decisión del refinado gusto de su propietario: el Canónigo que le dio su nombre. 

En el parcial del plano de 1909 con motivo de la Exposición Regional se puede observar el lugar de su emplazamiento.

domingo, 6 de octubre de 2013

¡ADIOS, LABRADORA!


Adios, labradora

Años 50 - ¿Dónde estás, labradora, que no te veo? Y que ya no te veré más. Durante más de cien años has presidido desde tu alto palco y con tus casi tres metros de altura, el ir y devenir de la plaza del Mercado de Valencia. Aquellos entoldados y bulliciosos puestos donde se vendían las recién cogidas verduras de las cercanas huertas. Aquellos ruidosos y aglomerados tranvías que veloces pasaban a tus pies, siempre al lado de aquella tienda de cachirulos de Amérigo que a forma de cortina, en la cercana Pascua, te abanicaban suavemente con fresca brisa. Te llegaba el aroma de aquel cercano café, el Café Valenciano, de donde venían gentes de la no tan cercana Guillem de Castro, sólo para ver a una moza de buen ver que allí trabajaba. Aquella procesión de la Virgen de los Desamparados con su lluvia de pétalos de rosas, o la del Corpus, con sus pesadas e inmanejables rocas tiradas por percherones. Eras vecina de la Hospedería del Pilar y de la Pensión del Comercio. Por tus pies pasaban gentes que venían a Valencia desde la “Estacioneta del Pont de Fusta”. ¡Ay aquél tren! Como paso obligado. ¿Y tantas y tantas cosas? Labradora. Nos quedará tu recuerdo como pedestal, presidiendo tan emblemático lugar de Valencia. Adiós, labradora. 
Texto: Germán Gómez.

sábado, 5 de octubre de 2013

LAS CORTES VALENCIANAS

cortes valencianas ca 1960

Ca. 1950 - Las actuales Cortes Valencianas tienen su antecedente histórico en la institución creada por Jaime I tras la reconquista de Valencia al dominio musulmán, creando el Reino de Valencia al que dotó de las instituciones necesarias para su gobierno. “Les Corts” se configuraban a través de sus tres “Brazos”: el real, el eclesiástico y el militar. Su convocatoria se celebraba a instancias del Rey y su emplazamiento era itinerante, aunque preferentemente en la ciudad de Valencia en cuya “Casa de la Ciudad” se convocaron en ocasiones, así como en otras ciudades del Reino, como lo fueron en San Mateo, Alcira, Morella y Movedre. También fuera del territorio, como en Monzón, lugar donde se celebraron durante diferentes épocas. La primera sesión de Cortes fue en Valencia en el año 1261 bajo el reinado de Jaime I y la última en 1645 también en el Cap i Casal. Por el “Decreto de Abolición de los Fueros” de 1707 fueron abolidas. Su reanudación ha sido como consecuencia de la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana en 1982 de acuerdo con la Constitución Española de 1978.

viernes, 4 de octubre de 2013

FESTIVIDAD DEL CORPUS

PROCESION DEL CORPUS CA 1897

Colección Díaz Prósper

Ca. 1897 - La festividad del Corpus Christi fue instituida para el mundo cristiano en el siglo XIII, fijando su celebración el primer jueves tras la octava de Pentecostés. 

En la ciudad de Valencia el obispo Hugo de Fenollet quiso dar el mayor realce a la festividad y en 1355 y de acuerdo con el poder civil, los Jurados, promovieron un acto procesional en itinerario urbano a cuya participación invitaron a las instituciones más representativas con el deseo expreso de que la misma discurriese con la mayor solemnidad, iniciando su recorrido desde la Catedral e instando al mismo tiempo mediante un bando a que el vecindario adornase sus casas, limpiara las calles y las impregnara de hierbas aromáticas en honor a la Custodia. 

Durante unos años la festividad entró en declive, hasta que renació en 1372 incorporando a la misma a los Gremios que con su participación mediante danzas, algunas de las cuales aún perduran, banderas y velas que portaban los miembros de cada gremio, lograron un mayor esplendor a la fiesta. Y tal fue la importancia que iba adquiriendo que durante los siglos XV y XVI era muy frecuente la presencia de los Reyes en su celebración, incluso hasta el siglo XVIII, aunque ya lo fuera en menores ocasiones. 

Con las desamortizaciones del XIX y la desaparición de un buen numero de órdenes religiosas y el vacío de los Gremios, la procesión entró en un proceso de regresión. Durante la II República la fiesta se limitó al interior de las Iglesias y ya no sería hasta terminada la guerra civil cuando volviesen sus actos pero limitados a la presencia religiosa, por lo que ausentes las instituciones civiles, la festividad volvió a conocer años de declive. 

Durante la década de los cincuenta un “grupo de amigos del Corpus” se decidió por dar a la procesión todo el boato mantenido desde su origen; prístinos años de los que se tiene constancia de la existencia de las “rocas” cuyo número fue aumentado con los siglos, así como la representación de personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, danzas y bailes ancestrales. Al igual que la nueva participación de las instituciones civiles de la ciudad. 

La foto corresponde al inicio de la procesión a su salida por la puerta de los Apóstoles de la Catedral.

jueves, 3 de octubre de 2013

LA CIUDADELA

La ciudadela 1900

Legado de José Martínez Aloy 

1901 - Aunque su mayor fortaleza la adquirió en el siglo XVIII, con el derribo de la muralla cristiana en 1865 fue perdiendo su principal cometido. Su origen se remonta a cuando el peligro turco acechaba las costas españolas. 

En su defensa se había levantado una pequeña fortificación defensiva en 1543 a cargo de la fábrica de Murs i Valls que había construido un foso desde la puerta de los Judíos hasta la del Real. Años más tarde, en 1574 se levantó un baluarte (la Casa de las Armas junto a la Puerta del Mar que alcanzó gran fama por la gran cantidad armas existentes que causaban admiración a quienes la visitaban) origen de la Ciudadela, ocasionando el derribo de la Torre de Esperó aledaña por su estado de abandono. 

Con la llegada al trono de Felipe V, se fortaleció su defensa con la construcción de un torreón, siendo entonces cuando la Ciudadela adquirió su mayor presencia. Éste fue demolido totalmente en 1901, lo que ocasionó una profunda remodelación de la zona, así como del anexo Cuartel de Artillería de 1868, permaneciendo el baluarte frente al rio hasta 1956.

La foto de 1901 nos muestra un aspecto del torreón en su fase de destrucción.

miércoles, 2 de octubre de 2013

EL PALACIO DE LA EXPOSICIÓN

Palacio Municipal en construcción. 1909

Archivo de Rafael Solaz 

1909 - El Palacio Municipal de la Exposición Regional de 1909 fue en un principio la única edificación destinada a perpetuarse en la zona una vez finalizada su celebración. En lugar próximo se había terminado de construir la nueva Fábrica de Tabaco que a petición del Ateneo Mercantil, la entidad promotora de la Exposición Regional, el Estado la cedió para la misma, a cambio de que se construyese el Asilo de Lactancia para el servicio de las empleadas cigarreras. 

Adosado este centro al Palacio en un solo cuerpo, ambos son los únicos residuos de aquel evento expositor que tuvieron su continuidad con la Exposición Nacional de 1910.

Al arquitecto Francisco Mora se le encargó la construcción del Palacio Municipal quien optó por el estilo gótico fundamentado en otros dos grandes monumentos de la ciudad: el Miguelete y la Lonja, cuya presencia queda manifiesta en su acabado. 

En su construcción se empleo el tiempo record de setenta días y estaba destinado para ser utilizado como Escuela Superior de Artes e Industrias, terminado el evento. 

Y hasta nuestros días ha servido para distintos fines, como sede de la Escuela de Arquitectura, Escuela de la Policía Municipal y lugar de ensayos de la Banda Municipal, así como oficinas de tallado de las quintas de reclutas y otros fines.

A finales del pasado siglo fue restaurado para convertirse en el actual Palacio de la Exposición donde se celebran diferentes actos municipales de superior rango. 

Vemos en la foto de 1909 una parte del mismo en el momento de su construcción.

martes, 1 de octubre de 2013

TEODORO LLORENTE OLIVARES

Teodoro LLorente

En D. Teodoro Llorente Olivares (1836-1911) se unieron muchas facetas, siendo una de las personalidades más relevantes en el ámbito cultural valenciano. tanto en la segunda mitad del siglo XIX como en la primera década del XX. 

En la Universidad de Valencia estudió las carreras de Derecho y Filosofía y Letras. Al poeta, escritor en Lenguas Castellana y Valenciana, quien fuera el gran impulsor de la “Renaixença Valenciana” en clave apolítica cuyo horizonte fijó en lo puramente cultural, también se le unen su participación en la política en el partido conservador donde consiguió escaño en el Congreso y posteriormente en el Senado, al igual que su condición de periodista como director del periódico La Opinión en 1861 que pocos años más tarde, en 1866, se convertiría en Las Provincias del que fue director durante cuarenta años, cediendo el testigo a su hijo Teodoro Llorente Falcó. 

Merecedor de muchas menciones literarias, dedicó su actividad a impulsar la Lengua Valenciana siendo el más importante cofundador de lo Rat Penat con sus Juegos Florales de la Ciudad y Reino de Valencia, cuya “Flor Natural” la obtuvo en tres participaciones. Estuvo relacionado con las personalidades más relevantes del ámbito cultural español. Con motivo de la Exposición Regional de 1909 fue coronado como poeta, siendo reconocido como el patriarca de las “Letras Valencianas”.